Visión financiera
Aunque el mandato de Felipe Calderón Hinojosa concluye hasta dentro de casi 90 días, las decisiones relevantes se deben tomar ya de común acuerdo con su sucesor, Enrique Peña Nieto, de acuerdo a las normas mas elementales de la cortesía política y la transición pacífica y con armonía.
El país ya vivió esta experiencia cuando el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, destacó a varios de sus mejores funcionarios, encabezados por Liébano Sáenz, su secretario particular, para pavimentar el terreno y lograr un cambio de gobierno y de partido, sin daños para el país.
Ese momento se inició ya con el encuentro que tuvieron ambos en los Pinos hace unos cuantos días, que se amplía ya a varios de los miembros de sus respectivos equipos. La cortesía y el cuidado de las formas hacen posible que la rispidez del proceso se neutralice.
Peña Nieto expresó su felicitación a Calderón por el balance que presentó en Palacio Nacional, mas allá de que la mayoría de los programas panistas sean revisados, replanteados y reorganizados, especialmente el de la guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico.
El de Calderón, porque así lo decidió desde el principio de gobierno será recordado sobre todo por la lucha antidrogas, aunque él quisiera que también se hablara de los logros en cobertura universal de salud, en educación, en infraestructura, en estabilidad económica… Los poco más de dos mil invitados especiales que lo escucharon en el patio central del Palacio Nacional, observaron cómo Calderón tuvo su último “día del presidente”, con los reflectores solo hacia él. Mañana empezará la transición.
Calderón hizo una firme defensa de su gestión. “Mi objetivo ha sido transformar a México”, señaló. Reconoció “errores y omisiones”, pero dijo que puso en marcha una transformación que sólo se podrá valorar en unos años.
“Se han hecho muchas críticas sobre este tema, y se harán más, algunas justificadas, otras no, pero lo medular es que tomamos una decisión trascendente para México: la de enfrentar de manera contundente la criminalidad. Y con esa decisión México comenzó su largo camino a una vida plena de libertad y de seguridad”, expresó.
“Aunque muchos de los retos que nos ha tocado vivir fueron inéditos por su tamaño y su adversidad, a todos los retos, a todos, hicimos frente con determinación”, dijo.
Sentimientos y emociones encontradas revela el presidente saliente. Por una parte, necesidad de reconocimiento a su gestión no solo en lo cuantitativo sino especialmente en lo cualitativo. Pero también la aceptación de errores, equivocaciones en su gestión.
Aún queda un largo tramo de transición que prolonga la agonía de un gobierno que se va, pero también la desesperación y urgencia de atender rezagos y equivocaciones del gobierno que llega.
Ojalá que los equipos de transición tengan en cuenta que no se trata solo de trasladar mecanismos o recursos, sino de mantener la gobernabilidad, mejorarla y hacer posible una verdadera transición democrática, civilizada y ordenada.
Ya hay suficiente con quienes tienen como tarea el pretender ganar una elección que ya fue.
QMex/am