Destinará Brugada 100 mdp para la salud mental en 2025
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de septiembre de 2019.- La Ciudad de México está proyectada para privilegiar la movilidad de los automóviles, lo que la hace excluyente, pues más de 400 mil personas con discapacidad motriz y visual se enfrentan cada día a las malas condiciones de las banquetas, afirmó Guillermo Boils, académico de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Banquetas rotas o disparejas, coladeras y registros sin tapas, rampas de estacionamiento, troncos y raíces de árboles, postes, cabinas telefónicas, herrajes de ventanas, medidores, automóviles, puestos ambulantes y otros obstáculos que los mismos ciudadanos colocan son parte del deficiente diseño urbanístico de esta metrópoli, que contribuye a la mala movilidad de los peatones.
Es una batalla diaria con los autos. “El nuevo reglamento de movilidad señala que las personas con discapacidad tienen prioridad, después los peatones y al final los carros particulares, pero en la práctica no es así”, dijo en el Instituto de Investigaciones Sociales.
En el país cinco millones 720 mil habitantes tienen alguna discapacidad; de ellos, 481 mil viven en la CDMX y 408 mil padecen algún impedimento motriz o debilidad visual, y son quienes más sufren las dificultades y riesgos al caminar por las calles.
Acciones como la construcción deficiente de banquetas o de los accesos a cocheras, o plantar árboles y dejarlos crecer sin supervisión, son riesgos latentes. Algunas banquetas son lisas cuando deberían ser rugosas para evitar resbalones, y su inclinación debe ser gradual, resaltó.
Además, no siempre se instalan guías para orientar a quienes usan bastón para saber dónde hay una esquina, una vuelta o dónde acaba la banqueta y comienza el arroyo vehicular.
El universitario subrayó que es responsabilidad de todos convertir a la Ciudad de México en un espacio incluyente, donde sus aproximadamente nueve millones de habitantes puedan moverse sin contratiempos, con mayor eficiencia, sin importar la condición física y de salud.
«El problema es multifactorial: conciencia ciudadana, leyes, ética de funcionarios públicos y sentido de compromiso de los diseñadores del espacio público», remató.