IA, aliada en la redacción de Quadratín
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de agosto de 2019.- Los disturbios generados en la Ciudad de México opacaron la exigencia de colectivos de mujeres contra la violencia de género, puesto que las protestas pacificas que se registraron en la Glorieta de los Insurgentes pasaron de las proclamas a destrozos de mobiliario urbano, comercios, una estación de policía y basamento del Ángel de la Independencia.
Pese a los intentos de las organizadoras de la movilización #NoMeCuidanMeViolan por contener a un grupo de embozadas que azuzaron a otras integrantes de la concentración, no fueron suficientes y en instantes volaron proyectiles y bombas de humo, como antesala de conatos de incendio y destrucción de vidrios del Metrobús Insurgentes.
Cada proyectil que golpeaba un vidrio era festejado por la multitud, mientras otras mujeres se apartaban de la zona de conflicto, unos minutos les bastaron para destruir el paradero del Metrobús, el cual permanecerá cerrado hasta nuevo aviso a causa de los daños y una camioneta de un colectivo de Guerrero que acudió a apoyar el movimiento.
Aunque el epicentro de los disturbios fue la Glorieta de los Insurgentes, también se extendieron a calles de la llamada Zona Rosa con pintas en comercios, bancos e incluso un camión de bomberos; además, varias unidades del Metrobús fueron rayadas con consignas antimachistas y signos anarcos.
La intensidad de la manifestación aumentó cuando parte del contingente se traslado a la calle de Florencia, donde se ubica una estación de policía e ingresaron mujeres con el rostro cubierto a realizar pintas, romper cristales y provocar un conato de incendio; en ese mismo instante, se propagó el rumor de que las manifestantes que estaban dentro del lugar habían sido retenidas, lo cual resultó falso, pero tuvo que ser avalado por una mujer que entró para tomar video como evidencia, mientras mujeres policías sin escudos formaron una valla humana para impedir el ingreso de más personas al inmueble y en la víspera de la llegada de los bomberos, la uniformadas fueron blanco de proyectiles y amagadas con flamas que salían de botes con solvente.
Cerca de las 22 horas, un grupo menor se trasladó al Ángel de la Independencia, el cual fue pintarrajeado en su basamento con consignas que incitaban a asesinar a los violadores. Y en todo momento los fotógrafos, camarógrafos y reporteros fueron blanco de agresiones verbales e incluso físicas, como la ocurrida al comunicador Juan Manuel Jiménez, de ADN 40, quien fue noqueado de un puñetazo mientras transmitía en vivo.