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SANTIAGO XALITZINTLA, Puebla, 7 de abril de 2019.- Los habitantes de la población Santiago Xalitzintla son los más cercanos al volcán Popocatépetl, y a la vez quienes están más acostumbrados a sus embates; ubicados a 13 kilómetros del cráter, por años han sido testigos de cómo Don Goyo expulsa cenizas al cielo y emite estruendos, los cuales consideran parte de su ancestral rutina.
El pasado 28 de marzo el Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred) declaró que la actividad del volcán poblano se incrementó, por lo cual elevó a fase tres amarilla su nivel de alerta.
La destrucción de domos de lava y la frecuencia con la que se formaban kilométricas plumas de ceniza, agua y gases, junto a las explosiones de intensidad creciente y la expulsión de material incandescente eran indicios de que el volcán había modificado el comportamiento que presentó por un cuarto de siglo, según investigadores de la UNAM e Integrantes del Comité Científico Asesor.
En su homilía dominical, el párroco Francisco Sales llama a los feligreses a no confiarse, a estar alerta y no escatimar en caso de que sea necesario evacuar, el religioso conoce a su grey y sabe que ellos, sobre todos los de mayor edad, esperarán hasta el último instante para abandonar sus casas y pertenencias, pues se han acostumbrado a un constante estado de alerta sin magnificar un peligro que los aceche.
“Debemos ser prudentes y precavidos, estamos en fase 3, tenemos que prepararnos para cualquier contingencia, si suena la alarma, en donde estén, hagan caso, programen antes un punto de reunión con su familia, busquen la manera de salir lo más rápido que se pueda, vayan pensando qué hacer, a dónde llevarán a los niños, a los jóvenes y a los ancianos”, proclama el sacerdote desde el altar de la iglesia de Santiago Xalitzintla.
Sales aconseja a los feligreses que abarrotan las nave principal y pasillos de la Iglesia a no correr ningún riesgo y confiarse, sobre todo después de que el volcán no ha registrado actividad ante los ojos de los pobladores en los últimos cuatro días.
En caso de tener que evacuar se estima que en Santiago Xalitzintla dos mil personas tendrían que acudir al refugio ubicado en la parte alta del pueblo, mientras quienes habitan la cabecera municipal de San Nicolás de los Ranchos deberán trasladarse hacia San Pedro Yancuaitlalpan y posteriormente a Calpan; en total sería una movilización que rondaría en las 10 mil personas, según el número de habitantes registrados ante el INEGI en las 3 principales poblaciones ubicadas en las faldas del volcán.
El Párroco de San Nicolás de los Ranchos refiere que los caminos que comunican a las comunidades a raíz de la contingencia han sido rehabilitados, sin embargo existen caminos naturales, usados por los pobladores, que están pendientes de ser reparados, los cuales ante la contingencia serían de utilidad para ayudar a salvaguardar a las habitantes.
Francisca Sandoval ha vivido por más de seis décadas a las faldas del volcán, desde niña se acostumbró a ver desde su casa como el coloso lanzaba esporádicamente ceniza o material incandescente, relata que salvo en una ocasión, hace muchos años, sintió que el volcán haría erupción, pero confío en que su vivienda la protegería de cualquier evento. Ahora es distinto, le preocupa que ese temor la sorprenda de noche y que tenga que dejar con su familia su hogar.
Aunque la fase 3 amarilla se ha mantenido durante los últimos 10 días, Desiderio Sevilla confía que nada pasará, evacuar, en caso de que se eleve la alerta a fase roja, sería algo inédito para él, dice que no sabría qué hacer con sus “animalitos” y cómo tener valor para dejar su tierra y su pueblo.
“Nos preocupamos, por eso venimos a misa, rogamos a Dios que nos ayude para que no nos pase nada”, insiste el hombre a quien los años han menguado su capacidad auditiva.
El pasado 12 de marzo según la creencia de los pobladores, Don Goyo cumplió 744 mil años de existencia, y como la marca la tradición hombres y mujeres de San Nicolás de los Rancho y Santiago Xalitzintla llegaron en peregrinación hasta la zona conocida como el ombligo para entregarle ofrendas de frutas, dulces, mole y bebidas, la buena relación con el volcán da tranquilidad a quienes ante los ojos de las corporaciones de Protección civil se encuentran en un perímetro no mayor a los 15 kilómetros del cráter.
Mientras se persigna y sosteniendo en su mano un billete de cien pesos producto de las primeras ventas del día, Daniel Chacha Agustín advierte que Don Goyo está “contento, así es todo el tiempo, acelera y se tranquiliza”.
En la plaza principal de Xalizintla, Daniel vende carnitas e insiste que nada pasará pese al movimiento en las alertas y las fases que refieren la intensidad con la cual se comportan volcán, sin embargo, es consciente de que llegado el momento tendría que dejar su lugar de trabajo y conducir a su familia a un lugar seguro, pero mientras eso sucede no queda otra cosa que seguir chambeando.