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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 27 de septiembre de 2020.- “No recuerdo cuántos años tenía, pero era una niña cuando nació mi interés especial por las estrellas y sobre todo, conocer más sobre el espacio. Fue por el año de 1986 cuando vi en la televisión el accidente del transbordador Challenger, el detonante para que naciera el interés de estudiar algo relacionado con el espacio”, relata Dorothy Ruiz Martínez.
Recuerda que no sabía muy bien qué iba a estudiar, pero tenía muchas preguntas, entre las cuales destacaban: ¿Cómo y por qué sucedió el accidente? ¿Cómo va el hombre al espacio? ¿Cómo funciona un cohete? “Todas esas preguntas no tenían respuestas, por ello empecé a buscar las respuestas a esas preguntas hasta que las encontré”, señaló en la entrevista con Quadratín San Luis.
SU LLEGADA A LOS EU
A la edad de 15 años y luego de terminar su educación secundaria en la ciudad de Matehuala, Dorothy viajó a la ciudad de Houston, Texas, donde llegó a la casa de sus abuelos y otros familiares, donde pasó poco tiempo ya que meses después ella y sus padres adquirieron una casa.
El proceso de adaptación no fue nada fácil, el idioma, el sistema educativo y la cultura, eran diferentes; pero en ciencias y matemáticas le fue muy bien, y la impulsó a salir adelante, ya que una vez aprendido el inglés, las clases fueron muy buenas.
“Sin embargo, tenía que echarle muchas ganas para solventar mis estudios y obtener una beca, ya que no tenía dinero para solventar algunos gastos”, menciona Dorothy.
EL SUEÑO ANHELADO
Fue en el año de 1998 que le dieron la oportunidad de iniciar sus sueños, justo después de haber acudido a una feria de carreras, muy usuales en las universidades, en las cuales se da a conocer de qué se trata la industria.
“En esa feria de carreras se encontraba un bus (camión) en el cual estaba la NASA, entonces me emocioné y dije: ‘Allí está una de las agencias en las que puedo participar en un futuro’”, recordó.
El área aeroespacial es diversa en los Estados Unidos, no solo está la NASA, existen muchas empresas contratistas que trabajan para la industria aeroespacial, las aerolíneas, mercados que construyen máquinas o artefactos. «La que más me llamó la atención fue la NASA, por ello decidí solicitar la primer pasantía con ellos, a quienes les entregue el currículum vitae. Tenía mucho miedo y llegué a decir: ‘Si no me hablan, ni modo’.
“Fue después de cinco meses cuando me llamaron de la NASA y recibí una carta de no aceptación, lo cual me provocó mucha tristeza ya que era un programa de investigación en Virginia y solo habían elegido a 200 estudiantes de más de cinco mil solicitantes”.
Dorothy acepta que se decepción, pero “dos semanas antes que iniciara el programa de investigación, llegó una nueva carta donde me informan que una persona no aceptó el programa y se abría un espacio; y como era la siguiente en la lista, me preguntaron si estaba interesada en participar y mi respuesta fue ‘sí’. Mi familia me apoyó, me ayudaron con el viaje de avión, dinero para subsistir unos días, entre muchas cosas más que nunca olvidaré”.
En Virginia hay un centro de investigación de materiales de la industria aeroespacial, donde la potosina trabajó con científicos reconocidos. Allí, su aportación consistió en el aislante que se utiliza para vehículos espaciales que son reutilizables, el cual soporta temperaturas extremas del espacio. “Ese primer proyecto fue emocionante, fue un sueño estar en Disneylandia, pero ahora es una realidad desde el año 2001”, platica Dorothy.
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