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CIUDAD DE MÉXICO.- 5 de febrero de 2019.- El modelo de inmobiliaria campesina desarrollado por el Ejido Ranchería Juárez, en Chihuahua, es un ejemplo de cómo la tierra ejidal se puede emplear para la construcción de viviendas para los sectores de la población que no califican para un crédito bancario o no cuentan con Seguridad Social, así lo considera el titular de la Asamblea Empresarial de este núcleo agrario, Sergio Sosa.
Conformado por 190 ejidatarios, este núcleo de 5 mil hectáreas se ha vuelto una opción para que decenas de familias puedan adquirir un predio y construir su vivienda de acuerdo a sus posibilidades y preferencias, actualmente han sido regularizados 40 mil solares urbanos y están en proceso otros 20 mil en la capital de Chihuahua.
Sergio Sosa advierte que el modelo de organización y representación, el cual desde hace varios años adoptaron los ejidatarios de Chihuahua, les ha permitido ser considerados como empresarios inmobiliarios y formar parte del Consejo de Planeación Urbana Municipal, órgano que asesora el crecimiento de la mancha urbana de manera sustentable.
De tal manera, el ejido Ranchería Juárez no solo da certeza en la posesión de la tierra a quienes adquieren un predio sino que las viviendas están consideradas como parte del proceso de planeación urbana que incluye la dotación de servicios y el trazado de vialidades entre otros.
“Formamos parte del Consejo de Planeación Urbana Municipal de Chihuahua, el cual es un órgano colegiado en donde la presidencia municipal; representantes de los Gobiernos estatal y federal; así como la iniciativa privada; colegios de ingenieros y arquitectos; junto a representantes de los ejidatarios sesionan para ponerse de acuerdo sobre las políticas de desarrollo urbano”, explica quien también fuera comisario ejidal en dos periodos.
A diferencia de otros ejidos en el país, Ranchería Juárez no solo ha participado en el proceso de regularización de la tierra sino además ha sido una opción de crecimiento urbano legal, ordenado y accesible para que varios sectores de la población puedan adquirir un patrimonio.
“La gente que se viene a vivir a los ejidos o que buscan un terreno con nosotros, son principalmente personas que vienen del campo, que no cotizan en el Infonavit o quienes difícilmente pueden acceder a un crédito, sin embargo, buscan acercarse a los ejidos, porque los conocen desde sus comunidades de origen, y son un medio a su alcance para vivir cuando buscan progresar en las ciudades”, asegura en entrevista el promotor de la organización entre ejidatarios.
Al reconocer la vocación habitacional de los ejidos -añade Sergio Sosa- se ha evitado el mal uso de las tierras, ya que anteriormente grandes porciones de terreno estaban en la mira de los Gobiernos en turno para convertirlos en tiraderos de basura, condición que era la antesala para que los ejidatarios fueran despojados de su tierra por invasores de predios, que se instalaban junto a los basureros.
“Nosotros comenzamos a organizarnos en la década de los noventa, y en el año 2000, cuando llegó la etapa del Proceso de Certificación de las Tierra Ejidales, (Procede), lo hicimos de manera unificada, pensando en tener los permisos municipales para lograr la introducción de servicios y ser susceptibles de ser considerados en los programas gubernamentales.
“La experiencia nos dice que lo mejor que nos ha pasado como ejidatarios es lograr ponernos de acuerdo, fomentar los intereses comunes, nos convecinos que lo mejor era presentarnos de manera unificada ante las organizaciones sociales y con los Gobiernos municipal y estatal.
“Esto llevó a que nuestros avecindados, además de tener certeza sobre sus terrenos, al mismo tiempo saben que estaban adquiriendo un patrimonio integrado al crecimiento urbano ordenado”, expone Sosa.
Para el líder agrario el modelo de organización desarrollado en más de tres décadas por el Ejido Ranchería Juárez puede ser replicado en otras entidades.
“Podemos implementar el modelo para organizar a los ejidos, a sus titulares llevarlos a que se integren a sus respectivos consejos de Desarrollo Municipal y evitar que queden fueran de las políticas de planeación urbana, también se pueden integrar las juntas de pobladores para la dar seguimiento a las gestiones y demandas de servicios públicos”, reitera quien a lo largo de más de 30 años ha participado en distintas luchas sociales.
Se estima que en México existen 32 mil núcleos agrarios, que incluyen a casi cuatro millones de sujetos de derechos agrarios, poco más de 3 millones de ejidatarios y poco más de 600 mil comuneros, que ocupan casi 101.5 millones hectáreas, lo cual representa un 51.6 por ciento de la tenencia de la tierra del país en propiedad social.
En ese contexto, las experiencias exitosas como la inmobiliaria campesina que diseñó, coordina y dirige Sergio Sosa, puede ser una alternativa viable para cientos de ejidos y núcleos agrarios que paulatinamente son devorados por la mancha urbana.