EL BAZAR: Que no nos alcance la deshumanización

09 de diciembre de 2012
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11:28

CIUDAD DE MÉXICO, 9 de diciembre (Quadratín México).- Ahí estaba tirado en el suelo con el torso desnudo. Se convulsionaba. De repente cesaba y de nuevo su cuerpo se agitaba. Hasta donde la distancia y la ventana del taxi donde ella viajaba le permitían ver, por su piel y el color de su pelo ausente de canas, dice ella que se trataba de un hombre joven. De la cintura hacia abajo vestía un pantalón de militar con diseño de camuflaje, las botas se apreciaban muy lustradas.

A un lado de él una maleta con una prenda oscura, y parados frente a la escena, un hombre y una mujer inmóviles presenciaban cómo el desconocido tosía y por unos instantes parecía que se ahogaba.

El taxista también desde lejos miraba la escena, pero justo en el momento en el que se le pedía que llamara a la ambulancia de la Cruz Roja por su celular, porque ella no tenía saldo, el chofer con un semblante carente de expresiones, simplemente la miró por el espejo retrovisor y aceleró la unidad.

Era inaudito que nadie hiciera el mínimo intento por darle auxilio al hombre que ahí permanecía tirado en la calle. Dice ella que insistió al chofer que llamara, quien sin emitir ninguna expresión sólo se limitaba a conducir el vehículo.

Me platica que fue sorprendente darse cuenta como poco a poco la solidaridad, la ayuda al prójimo, el humanismo, los sentimientos de amor, de amistad, se van diluyendo y nos vamos convirtiendo en personas apáticas al dolor de los demás.

Tal parece que la modernidad de la sociedad viene agarrada de la mano con la deshumanización. Ya no somos capaces de dar una sonrisa al que pasa junto a nosotros, menos conmovernos de la desgracia ajena. Y como característica propia de la jungla, todos en esta ciudad estamos a la caza de todos.

Los mexicanos nos caracterizamos por ser gente altruista, solidarios, con valores; es verdad que la inseguridad y la violencia en las calles nos han obligado a no contestar cuando en la vía pública alguien nos pide la hora o bajarnos de la banqueta, caminar de manera apresurada o doblar la esquina cuando vemos venir a una persona, pensando que nos puede atacar; sin embargo no podemos ni debemos dejar de prestar ayuda a quien lo necesita, ni de olvidar el valor que tenemos como seres humanos, ni el respeto por la vida de uno y de nuestros semejantes.

No hagamos de esta ciudad una verdadera jungla.

 

QMX/

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