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Aunque aún se trata de investigaciones preliminares, hay evidencia de que el principal ingrediente del aromático, podría aliviar los síntomas motores de los pacientes con esa enfermedad.
El estudio inicio para comprobar si una tacita de café podía aliviar la somnolencia diurna del enfermo, que a menudo les provoca que se aíslen y pierdan concentración.
Los enfermos estudiados por la Universidad McGill de Montreal, continuaron con somnolencia, sin embargo, mostraron una reducción de sus problemas motores asociados al Parkinson.
Ellos tomaron 100 miligramos de cafeína dos veces al día, durante tres semanas, luego otras tres semanas 200 miligramos dos veces al día, lo que equivalió a tomar entre dos y cuatro tazas diarias de café. Las investigaciones continuarán para demostrar beneficios reales en los pacientes con Parkinson.
Y como los detractores del café se mantendrán escépticos, por lo pronto les diré que una taza de café es la protagonista de muchos relatos.
Ante una taza de café se tejen historias y es mudo testigo de muchas de ellas. Con una taza de café se inicia el día. A veces ligero a veces fuerte. Su calor igual que su olor, te motiva y enciende tus sentidos.
Ante ella todo acontece. Surgen las mejores ideas, se escriben canciones o poemas; nacen proyectos geniales, amistades entrañables y amores totales.
Con cada taza de café se platica, se acuerda, se discute, se enamora, se sueña, pero también se hace política y se grilla. Se liman asperezas, surgen amores y se terminan relaciones.
Una taza de café calma tu ansiedad, enciende tu ánimo, te lleva a la euforia, acelera tus nervios, pero también te apacigua y te mete a un mundo de sueños.
Todos los días, siempre hay alguien que con cada sorbo de café añora un amor, un amigo, los buenos tiempos. Además se suspira por un sueño, por una oportunidad o por otra vida.
Tomar una taza de café es un buen pretexto para platicar, para dejar volar la imaginación y para el relax o para “chismorrear”.
Degustar un café de la variedad que sea, es un viaje aromático y mágico. Es testigo mudo de grandes negociaciones, pero también de charlas triviales. Con cada sorbo se platican alegrías, pero también se enjuga el llanto de penas sufridas.
Una aromática y caliente taza de café es compañera de largas jornadas laborales, de noches de estudio y trasnochadas. Con un café “bien cargado” se bajan borracheras y se ahuyenta el sueño, pero también se duerme plácidamente.
Al final del día con una taza de café todo se ve diferente….
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