Apoya Semovi CDMX a menor que cayó en CETRAM Periférico Oriente
Su peregrinar empezó, primero por las agencias de colocación, después por las dependencias federales, locales, estatales, empresas privadas, organizaciones civiles, restaurantes y fondas.
Estela es una profesionista titulada en Sociología, con algunos reconocimientos por su gran labor con las mujeres de comunidades de escasos recursos en los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, de los que me acuerdo, así como por su trabajo y dedicación en organizaciones de derechos humanos.
Como a muchos profesionistas del país, a Estela le cayó el mal del desempleo. Confiada en su excelente trayectoria y experiencia pensó que rápido volvería a la trinchera, a caminar por aquellas comunidades alejadas de la “civilización”, para poner en práctica los programas sociales concebidos con el único objetivo de llevar un poco de ayuda y solidaridad para quienes más lo necesitan.
Pero no fue así.
Al principio pensó que era cuestión de tiempo, pero el tiempo pasó, tocó puertas y más puertas y las mismas que se le cerraron, con la consabida frase por delante de: “nosotros le llamamos”.
Desesperada llamó a los antiguos jefes, a las organizaciones en donde había servido, y nada. Entonces probó suerte en algunas secretarías de gobierno en donde pensó que su vasta experiencia podría servir para colaborar en los programas sociales, pero igual, nada.
Se fue también a tocar las puertas del gobierno local, quien en su momento le dio un reconocimiento por su gran labor a favor de las mujeres de aquellas delegaciones con alguna marginación. La misma respuesta: “nosotros le llamamos”.
Así con su reto de encontrar trabajo a como diera lugar, pues las necesidades invadían su hogar, cambió de campo de acción y se fue por el lado secretarial, de recepcionista, encuestadora, de asistente, de telefonista en un taller mecánico… y nada; los conocimientos y la experiencia, eran lo de menos; la edad, la estatura y la figura, eso sí fue un problemón. No cubría los requisitos.
Despojándose de aquellos prejuicios clásicos de los que hemos cursado mínimo una licenciatura, de: “no estudie tanto para terminar lavando platos”, pues sí, así y con todo y su orgullo maltrecho se fue a solicitar trabajo de mesera o de lavar platos en las fondas que se encontraban en las zonas cercanas a su domicilio. Tampoco tuvo buena suerte, el problema fue su edad, ellos requerían jovencitas dinámicas, “movidas”.
Como las alternativas se le iban terminando, decidió probar suerte en la cadena de restaurantes de los tres búhos, pues recordó que vio trabajar a personas como de su edad.
Con todas las ilusiones a flor de piel, llegó a la oficina de reclutamiento de personal de la empresa. Ya ahí, llenó la solicitud y se sometió a todos los exámenes. Al terminar le dijeron que esperara, que le darían la respuesta inmediatamente.
Esperó, estaba segura que serían positivos los resultados. Luego de casi una hora, cuál sería su sorpresa, un NO rotundo, no lo podía creer, cuenta que consternada preguntó el por qué. Le contestaron que no creían que no fumara ni bebiera, que eso no es posible y respuestas como esas provocan desconfianza.
“¿Entonces debí mentir para que me dieran el trabajo?”, les espetó. Sí, le respondieron.
Decepcionada y más desesperada que nunca, se fue a tocar las puertas del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM). La respuesta acabó con ella: usted no es una persona adulta mayor, aún le faltan cuatro años, cuando los tenga regrese.
No podía creerlo. No era candidata ni para entrar a los programas de “60 y Más”, ni para el de “Pensión Alimentaria para Adultos Mayores”…ni para ninguno.
No “es de aquí ni de allá”. Y mientras qué.
Hay programas sociales para los niños, para los jóvenes, para los ancianos, para las madres solteras, pero para nosotras las personas que estamos entre los 40 y 59 años, qué, qué hay, nada; no existimos, no estamos contemplados en ningún programa social; ya ni de prostituta sirvo, dice decepcionada y desesperada.
La última alternativa que tiene, dice, es solicitar trabajo en una casa para hacer limpieza y planchar. Está decidida y lo hará, pues se le han agotado todas las opciones…
QMex/