Teléfono rojo/José Ureña
Aún faltan 2 meses
Hace tres meses, 30.3 millones de mexicanos votaron por el candidato morenista de “Juntos haremos historia” Andrés Manuel López Obrador, quien al lograr un triunfo arrasador, prometió un país sin corrupción, sin violencia y sin desigualdad. El ofrecimiento sonó tan monumental como imposible de lograr.
Hace 90 días en un lunes como este, el país amaneció con la sorpresa de que gran parte de la sociedad se había volcado frente a más de 157 mil casillas electorales con un computo superior al que lograron los dos anteriores presidentes del PRI: Zedillo 17 y Peña 19 millones de votos.
Y empezó el festejo, todo mundo celebró el triunfo del político tabasqueño, tanto que hasta los incrédulos y los que le apostaban a la tercera derrota del dos veces candidato presidencial, cambiaron inmediatamente sus puntos de vista. Y desde entonces los reflectores se encuentran sobre AMLO.
A dos meses de que el Presidente Electo rinda protesta como el nuevo Mandatario Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, la sociedad empieza a hacer paréntesis, a analizar, a cuestionar con cierta razón: Qué está pasando con todos esos ofrecimientos de campaña:
Dónde quedaron todos esos ofrecimientos para combatir la corrupción, la impunidad, la violencia y la desigualdad, por mencionar solo algunas promesas de campaña. Lo que se nota es un Congreso en desastre sin forma ni rumbo y planes que en ocasiones cambian de un día a otro.
A la fecha, no se ve claro cómo va a lograr esos monumentales compromisos. Tal vez por la esperanza que proyectaba, por la firmeza como prometía, por la seguridad con la que se conducía en todos sus mítines de campaña, los ciudadanos nos deslumbramos, porque escuchábamos discursos diferentes.
De lo que debemos estar conscientes es saber que ninguno de los ofrecimientos se logrará en un sexenio, ni en una sola administración. Nadie, ningún Presidente de la República ha logrado en sus seis años de gobierno, ni combatir la corrupción ni bajar la delincuencia. Al contrario. Desde los últimos tres sexenios tanto la corrupción con la violencia han aumentado.
En cuanto a mejorar la economía y lograr un país sin pobreza extrema o sin márgenes de desigualdad, se antoja aun más difícil de lograr. Esto no existe.
Qué debe hacer el próximo mandatario de la nación?: Dos cosas, no ofrecer lo que no será y en todo caso dedicarse, junto con los miembros de su gabinete, a resolver los males heredados de pasadas administraciones. Ya no más de lo mismo. No innoven, no inventen: Resuelvan. Eso si se puede.