Escenario político
Termina sexenio de posverdad
En México no ha habido una administración más falsa y llena de mentiras basadas en la posverdad que la de Enrique Peña Nieto. No solo se engañó a sí mismo sino que a 88 días de que termine su mandato, insiste en burlarse de quienes mal gobernó a pesar de que hace seis años estos fieles electores lo rescataron a él y a su partido el PRI de las garras de la oposición.
La posverdad, uno de los paradigmas de la nueva forma de comunicar, ha sido practicada por el Presidente en turno, tan exagerada como deshonesta, porque ha mentido y alterado la realidad a su antojo. Una de las últimas pruebas son esos 50 mil millones de pesos que sigue destinando en campañas para tratar de legitimar su pésima forma de gobernar
Tal y como lo explica Francisco Valdés Ugalde, Académico de la UNAM, la posverdad es el arte de deformar: acoplar y variar la realidad a favor de uno, de una causa o de una nación que es la meta. Por eso, asegura: hoy se vive el tiempo de la posverdad.
Lamentablemente los mensajes de la posverdad influyen en el ánimo, en las creencias y en las necesidades del público a quién va dirigido, con frecuencia, desinformado, ávido de cambios a costa de lo que sea, y ciego, absolutamente ciego.
Alguna de las desafortunadas experiencias de este sexenio de posverdad, solo basta recordar el caso de la supuesta compra de la ‘Casa Blanca’, tema con el que al inicio de la administración Peña intentó burlarse de los mexicanos al mentir con el más falso argumento de que esa millonaria propiedad la había comprado, cuando finalmente se descubrió que la obtuvo en pago a una serie de costosos favores.
Luego de que también trató de ocultar, a través de su entonces Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, el caso de los 43 estudiantes de la escuela Normal de Ayotzinapa, se descubrió que estos jóvenes fueron desaparecidos, secuestrados, ejecutados y finalmente calcinados y arrojadas sus cenizas a un río en Iguala, Guerrero.
Desde Palacio Nacional, el Primer mandatario rindió su sexto y último informe de gobierno, desde donde leyó un discurso estructurado con la posverdad. Por eso volvió a mentir al decir que convirtió a México en ‘El País de las Maravillas’: con fortuna, con poder, con reconocimiento internacional; sin violencia, sin corrupción, sin impunidad, listo para recibir turismo e inversiones extranjeras.
Así como operó la posverdad para liberar y exonerar a sentenciados por la comisión de delitos que los mantuvieron presos o exiliados como Gordillo Morales o Napoleón Gómez Urrutia, así sellará el final de su sexenio el Presidente de la posverdad, Enrique Peña Nieto, con quien se confirma que nuestros males no tienen solución.
Y si no creen que Peña Nieto no gobernó con la posverdad, entonces por qué su partido fracasó en las pasadas elecciones. Pero aún más: si no fuera así a quien creen que le aplaudirán más el primero de diciembre cuando se lleve a cabo el cambio de poderes: al Presidente entrante, Andrés Manuel López Obrador o al saliente, Enrique Peña Nieto. Ya lo veremos.