El Búnker/Fernando Sánchez Márquez

Con la ceremonia del Grito de Independencia el presidente Enrique Peña Nieto prácticamente concluyó su administración priista sexenal, aunque a decir verdad, desde los primeros minutos del pasado dos de Julio el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, tomó las riendas del destino del gobierno mexicano.

No nos confundamos, una cosa fue ganar y otra ganar la contienda electoral e inmediatamente gobernar, como lo ha hecho hasta la fecha el político tabasqueño.

No vayamos muy lejos, mientras Peña Nieto se repliega y solo se dedica a cortar listones para inaugurar obras iniciadas con anterioridad, el Presidente Electo se ha dedicado a girar instrucciones precisas para detener programas como la Reforma Educativa, la construcción del Nuevo Aeropuerto de México, impulsar el gobierno de austeridad y principalmente avanzar hacia la cuarta transformación, distintivo de su administración.

Todavía no es uno de diciembre, fecha en que el Presidente Peña entregará la banda Presidencial al Presidente emanado de Morena, pero ya hemos palpado algunos de los numerosos cambios que desde la campaña proselitista anunció el licenciado López Obrador.

Ya delineó, incluso, cuál será su política de Comunicación Social Social con la prensa Mexicana. Todavía no hace uso de lo que serán sus nuevas oficinas en Palacio Nacional y ya ordenó eliminar todas las áreas de prensa, aunque de repente sus asesores le corrigen y el futuro Presidente de México ha reculado.

Lo lamentable sería que espectáculos como el que disfrutamos los mexicanos de a pie la noche del 15 en el Zócalo capitalino y a la mañana siguiente en el mismo lugar con el desfile militar, también los mande cancelar por motivos de austeridad.

Imaginemos que con el afán de crear el primer gobierno sin gasto superfluo o derroche como se hace en casi todo el aparato de gobierno, el 15 de septiembre de 2019, ya no haya «grito de Independencia», desfile militar ni alumbrado patrio, porque ahora se trata de ahorrar.