Caso Rangel: comunicar mal es instrumentalizar/Felipe de J. Monroy
Antes de que truene la bomba échenle un ojito al estado de Hidalgo, gobernado desde 2016 por Omar Fayad, uno de los últimos priistas en ganar una elección, acostumbrado a vivir como “My Rey”, ya que esta semana más de 40 mil ciudadanos protestarán porque nomás no ven bajar los índices de pobreza ni cumplir las promesas de campaña-
Y es que durante el primer semestre de 2016 en que el político hidalguense ponía su cara de ángel para pedir el voto a cambio de prometer “lo que fuera”, hoy los generosos engañados están decididos a levantar la voz, a llegar hasta sus últimas consecuencias, a cambio de que sus demandas ciudadanas sean atendidas, antes de que sea tarde.
Vale recordar que entre sus diez propuestas de campaña destacan: Servicios básicos para las comunidades más pobres, que no cumplió; Empleo para jóvenes, sin concretar; Revisión de todo el proyecto Tuzobús; Internet en escuelas públicas y Tecnificar el campo, que también ya se le olvidó.
Uno de los principales problemas en la entidad es la falta de servicios de salud, de vivienda, de empleo, razón por la cual la entidad se coloca como una de las más fuertes en generar migrantes que arriesgan su vida al cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Aproximadamente 1.4 de los dos millones de habitantes Hidalguenses están hartos, indignados, se sientes frustrados y olvidados pues esta entidad está catalogada como de mayor desigualdad social. No es posible que el 35 por ciento de viviendas siga utilizando leña y carbón para cocinar.
No es posible que a dos años de gobernador, solo dos de cada diez habitantes tengan acceso a algún servicio de salud. Tampoco ofreció resolver el problema de educación, analfabetismo y formación básica. Nada.
Será el próximo miércoles 26 de septiembre cuando, más de 40 mil habitantes de la Huasteca, el Valle del Mezquital, Otomí-Tepehua y de la zona centro de la entidad, marchen para reclamar atención por parte del gobierno fallido de Hidalgo, porque no disminuye la pobreza, marginación, e inseguridad.
Denunciaron los “olvidados del Señor”, como se han autodenominado, que el gobernador actual se mantiene insensible a los problemas de sus habitantes, tanto que gobierna a puerta cerrada. “Parece que no ve ni oye la demanda de los hidalguenses, sin importar que ellos lo llevaron al poder”.
El gobierno entrante, deberá estar listo para llamar a cuentas al mandatario estatal del PRI de Hidalgo. Exigirle que se baje de su nube, que gobierno con los pobres del estado, que atienda demandas y que se someta a una inmediata revisión presupuestal de la Auditoria Superior de la Federación.