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CIUDAD DE MÉXICO, 24 de agosto de 2025.- El feminicidio de Reyna González pudo haber sido otro más de los más de 30 asesinatos atribuidos a Andrés Mendoza Celis, pero la diferencia que puso fin los crímenes del llamado Caníbal de Atizapán, fue la reacción de la familia de la mujer de 34 años a las pocas horas de notar su ausencia.
Su esposo, Bruno Ángel Potrillo, policía de carrera y comandante del municipio de Tlalnepantla, emprendió la búsqueda de la madre de sus dos hijas al notar que la Fiscalía de Justicia del Estado de México mantendría la misma postura de inacción que durante más de 30 años impidió detener a este asesino serial.
La desaparición de Reyna González el 14 de mayo de 2021, quedó registrada ante la Fiscalía mexiquense con la ficha Odisea, que considera una serie de mecanismos de búsqueda para las personas que son reportadas como desaparecidas.
Sin embargo, ante la desaparición de Reyna en el municipio de Atizapán, Bruno Ángel comprendió que la odisea para él sería emprender por su cuenta un camino difícil y peligroso para localizarla.
Abundando a la historia de Reyna González en la cual se centra la serie documental Caníbal, Indignación Total, el libro El Caníbal de Atizapán, editado por Grijalbo, de Javier Tejado, narra un recuento mucho más pormenorizado sobre cómo este asesino serial actuó con impunidad durante 31 años, además de exponer patrón de las víctimas que él buscaba, lo cual, refiere el también periodista, puede servir como una alerta y medida de autoprotección para las mujeres a conocer el modo en el que operaba el criminal.
El autor del libro y también productor Ejecutivo de la serie, en entrevista con Quadratín, reveló que tras la transmisión de Caníbal, Indignación Total su equipo logró recopilar un 70 por cierto más de datos, imágenes y testimonios que no fueron incluidos en el documental.
“Queremos recordar esta historia tan trágica y violenta para que los medios y la gente volvamos a ponerle atención a una serie de delitos terroríficos que se siguen cometiendo. Buscamos que las policías y los ministerios públicos actúen de una manera más diligente, porque los homicidios y las desapariciones no han disminuido.
“Además, todo lo recaudado por la venta del libro irá a la fundación Origen, que atiende a mujeres víctimas de violencia”, resalta el también periodista y abogado.
El perfil del asesino y su impunidad
-¿Quién es Andrés Mendoza Celis y por qué se le considera el mayor asesino serial de México?- Es un psicópata que usó su cargo de presidente de colonia para disfrazar sus crímenes y atraer a decenas, quizás cientos, de mujeres. Su caso también refleja la inacción de las autoridades, no solo en la investigación, sino en el maltrato a las familias.
-¿Era un asesino solitario?
-Sí, era un asesino serial solitario, terriblemente eficiente. Actuó con impunidad cubriendo sus acciones con su cargo y regalando ropa y carne a los vecinos, lo que lo hacía una persona muy querida en la zona.
-¿Se presume que la carne que regalaba era humana?
-Sí. En el refrigerador se encontraron restos de cuerpo humano. Además, hay testimonios de que regalaba carne a muchos vecinos y se descubrió que tenía un letrero que decía "Se venden carnitas" en su casa.
-¿Por qué pudo actuar con tanta impunidad?
- Por dos motivos: la falta de investigación de las autoridades y su alta inteligencia. Logró engañar a mucha gente durante años, tanto que lo eligieron como presidente de su colonia.
El Caso Reyna González: El Parteaguas
-El documental y el libro parten de la historia de Reyna González, la última de sus víctimas. ¿Qué tuvo de diferente este caso que llevó al descubrimiento de este asesino serial?
-Él seleccionó a una víctima que no era vulnerable ni solitaria, sino que tenía una familia que la buscó de inmediato. El marido de Reyna era policía y, junto con su familia, investigó desde las primeras horas cruciales. El perfil de la víctima fue clave.
-¿Se conoce el número de víctimas de Andrés Mendoza?
-Documentamos más de 50 víctimas, que están registradas en una bitácora. La cantidad de huesos encontrados es brutal: solo en una propiedad había 5 mil restos óseos.
-A pesar de la diferencia en el perfil de la víctima, ¿la actuación de la policía y el Ministerio Público fue la misma? Sí, no cambió en nada. Con la ficha Odisea, nadie investigó, por lo que la familia lo hizo por su cuenta. El maltrato a los familiares fue una revictimización brutal, con extorsiones y chantajes.
-El libro narra que la Fiscalía mexiquense intentó vincular el feminicidio a una supuesta relación sentimental.
-Buscaban una salida fácil para cerrar el expediente. Querían inventar que ella era su amante, como si eso justificara lo que había pasado. La familia nunca aceptó firmar eso, aunque fue muy maltratada. No se acreditó ningún vínculo afectivo, pero la autoridad filtró esa información a los medios, dejando a las hijas en un estado de gran vulnerabilidad.
-El libro El Caníbal de Atizapán también expone, aunque no se les puede responsabilizar de nada, que hubo al menos cierto disimulo por parte de los vecinos ante las señales de que algo raro pasaba.
-Sí, los vecinos tenían muchos indicios, como ver mujeres ensangrentadas, rastros de sangre o escuchar gritos, pero nadie, a lo largo de 30 años, lo denunció. Incluso, un vecino le reclamó por el ruido, pero nunca acudieron a la policía.
-¿Qué encuentra el lector de diferencia entre el libro y la serié Caníbal, Indignación Total?
El libro es un recuento más completo. El lector encontrará mucha más información, desde antes del caso hasta la actualidad. Se narran aspectos que no conocíamos en el documental, como su modus operandi, cómo se encubría y más declaraciones.