Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Esta semana tuvimos dos imágenes impactantes que nos dicen mucho de la situación que atraviesa el país. Estas imágenes representan las patas de la mesa que sostiene la impunidad, la cual ha llegado a extremos más que peligrosos.
Hablamos de lo que sucedió en Chiapas, donde pobladores de la localidad de San Gregorio Chamic, municipio de Frontera Comalapa, aplaudieron y gritaban gustosos a un convoy de camionetas con personas armadas, presuntamente pertenecientes al Cártel de Sinaloa. En su paso fueron liberando los tramos carreteros en la región fronteriza de La Trinitaria-Comitán y Trinitaria -Chamic, que estuvieron bloqueadas por varios días.
Estos bloqueos eran parte de una insostenible violencia que vivía la región, los pobladores estaban sometidos, al parecer por el grupo de criminales del Cártel Jalisco Nueva Generación, quienes habían provocado desplazamientos forzados de pueblos enteros, todo por un control fronterizo. Ante este hecho, Guatemala ha enviado sus fuerzas del orden a la frontera, quizá adelantándose a una posible guerra.
Aquí lo que peligros es que los pobladores los recibieron con aplausos, como se reciben a los héroes que podrían hacer frente a los criminales que hoy los someten. Cuando les aplaudían, era a la esperanza que venía en caravana, y habla de un mortal cansancio de que no pasara nada. Lo que no alcanzan a vislumbrar, tal vez por la urgencia de aliviar un poco su situación de forma rápida, es que esto podría sólo representar un cambio de verdugo.
Ante esto, en una muy desafortunada declaración, el presidente señaló que los delincuentes son “muy buenos para la propaganda” porque pusieron a gente recibiéndolos, “sí pueden ser bases de apoyo, que hay en algunas partes del país, porque les entregan despensas o por miedo, porque los amenazan, pero no es un asunto general, es un asunto muy limitado a una región y ya se está atendiendo, ya está la Guardia Nacional”
En su mundo no existe la opción de que los recibían porque para ellos significaba una posibilidad de cuidar su vida; y por tanto en este mundo no existe tampoco la segunda imagen de la que hablaremos.
El martes pasado, una gran caravana tomó la avenida Reforma en la Ciudad de México, su reclamo era de justicia para los muchachos desaparecidos de Ayotzinapa, es que a 9 años no hay claridad en lo que realmente sucedió, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, decía en su eterna campaña, tener el diagnóstico y también las soluciones. Un día antes se había reunido con abogados y familiares, y claramente se ve que no quedaron satisfechos.
Fueron dos caravanas totalmente opuestas, pero en el fondo se puede notar que existe una gran ausencia del estado. Ambas muestran una realidad aterradora, quienes siguen imponiendo su ley son los criminales, y por más cansancio que haya, nadie está dispuesto a dejar de caminar.