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CIUDAD DE MÉXICO, 3 de marzo de 2023.- El cuerpo en que nació María Perroni Garza recibe apapacho en la obra actual de Benjamín Cann, en el Foro Shakespeare, donde ayuda a sanar el corazón, reta a su memoria y usa unos zapatos que la hacen sentir cómoda para crear su visión del mundo.
Para la hija de Mariana Garza y Pablo Perroni desde los cuatro años el teatro es su mundo artístico y ahora, a los 14, protagoniza El cuerpo en que nací, novela biográfica de Guadalupe Nettel, a quien interpreta de niña a finales de los setenta, Tamara Vallarta y Paulina Treviño (se alternan) de adulta, recordando y donde conecta con sensaciones.
“La reacción del público desde la primera función ha sido padre y es muy satisfactorio lograr algo en tan poco tiempo, que deja mensajes muy claros, preguntas y se siente como un apapacho al corazón”, externa María, apasionada por su labor.
En esta puesta en escena, que camina por su tercera temporada, hasta este 26 de marzo, la pequeña pisa firme sobre una metáfora que le gusta mucho, en una historia de iniciación contada desde dos voces.
Alrededor de todo el piso hay muchísimos zapatos y a lo largo de la obra nos los probamos para ver si nos quedan, gustan, encontramos el par y es como una metáfora de buscar los zapatos con los que podamos vivir, sentirnos cómodas y crear nuestra visión del mundo.
Y también me gusta mucho el texto; lo bonito que se cuenta. Son experiencias de Guadalupe que pueden ser desde su primer beso hasta cuando se entera que su papá estaba en la cárcel; algunas son muy chistosas y otras muy fuertes, pero todas las contamos de una manera tan dulce, veloz y bonita”, rememora, desde el otro lado del teléfono.
María Perroni Garza también tiene claro que El cuerpo en que nací es una obra que le ha retado mucho la memoria, porque es mucho texto, tiene hartas cosas qué decir, continuamente crea, busca herramientas y maneras de expresarlo y sentirlo.
Es una obra en la que no puedes pensar lo que sigue porque ya los estás diciendo; entonces, decir un texto y que sientas como algo diferente en cada función, que también ayuda mucho la reacción del público, es muy bonito y creo que se crece y goza mucho.
Todos, los que estamos sentados y los que contamos la historia, entramos como en una burbuja, donde todos vibramos en la misma energía y se crea una cosa bien padre, bien cálida, con mucho amor, con mucha alma y eso es lo más bonito”, siente, con tono cálido y a esta altura de la entrevista, ya expresándose plena, dado que el “teatro es indispensable, porque ayuda a sanar”.