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CIUDAD DE MEXICO, 11 de julio (Quadratín México).- El sacerdote, protector de centroamericanos en Ixtepec, Alejandro Solalinde, afirmó que los migrantes que atraviesan México para llegar a Estados Unidos “son un botín” para las personas que lo han amenazado de muerte.
En entrevista concedida al diario español El País, Solalinde aseguró que las amenazas de muerte que ha recibido son debido “a que estoy estorbando. Ciudad Ixtepec es el lugar ideal para hacer negocio con los migrantes. Para ellos no son personas, son un botín al que se le puede sacar dinero con la trata, obligándolos a ejercer de sicarios, con la explotación sexual, con la extorsión… Por eso son tan codiciados.”
Después de dos meses en Estados Unidos y Europa, el cura Solalinde, de 67 años, regresó al albergue del Estado de Oaxaca donde hospeda y protege a los miles de inmigrantes centroamericanos que atraviesan su país hacia Estados Unidos expuestos a la trata de personas de las bandas criminales.
En la entrevista, ubica a sus acusadores y señala que están “allegadas al lavado de dinero y al narcotráfico, políticos, algún cacique…, políticos, algunos de ellos ya no están en funciones”.
Sin embargo, agrega que “lo que más le entristece “es la incomprensión de algunos sectores de la Iglesia Católica, que están ausentes de todo esto”. Se han corrompido, se han quedado cuidando sus estructuras, su administración, sus inmuebles y se ha olvidado de la gente de abajo.
Señala que su situación es de riesgo, pero “vuelvo porque no quiero hacer otra cosa en la vida más que la misión que Cristo me ha encomendado, que es estar con mis ovejitas. El pastor no corre cuando viene el lobo, y yo me voy a quedar con ellas hasta el final”.
Rechazó haber pensado en abandonar la Iglesia, porque “la Iglesia es parte de Jesús, aunque esta que tenemos hoy, rica, poderosa, servida, no es la que Cristo quiere. Cristo la quiere pobre, misionera, desprendida, cercana a los caminos”
Reconoció que la situación de los migrantes ha mejorado, pues “por primera vez se está procesado a policías judiciales, que antes eran intocables. Ellos eran los cerebros de los secuestros de los migrantes. Cuando estaba Ulises Ruiz [anterior gobernador, del PRI] era imposible. Yo llevaba pruebas al ministerio Público y ellos se encargaban de deshacerlas”.
Ahora se ha visibilizado el problema que enfrentan los migrantes, la opinión pública se ha sensibilizado y los medios y los organismos internacionales están más al tanto.
Sin embargo, el Gobierno federal no ha definido una política a favor de los migrantes: se siente comprometido con Estados Unidos y cree que es lo mismo contener el flujo migratorio que atropellar los derechos humanos, como han hecho los agentes de migración.
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