Corrupción neoliberal
Si nos apegamos a una de las encuestas de preferencias electorales más recientes en el estado de México, como es el caso de la publicada por El Financiero, revela que “el PRI cuenta con 31 por ciento de la intención efectiva de voto, 8 puntos arriba del PAN que tiene 23 por ciento y el doble del PRD y Morena, que tienen 15 y 14 por ciento, respectivamente.
No obstante, en un escenario de alianzas donde el PAN y el PRD sumaran fuerzas, esa agrupación política se lleva 36 por ciento de las preferencias, mientras que el PRI, aliado con el PVEM y Nueva Alianza, obtiene 37 por ciento. Un empate estadístico entre las principales fuerzas políticas, con Morena–PT-–Movimiento Ciudadano en tercer lugar, con 24 por ciento.
La encuesta establece que “los favoritos dentro de cada partido para ser candidatos a gobernador son Alfredo del Mazo en el PRI, con 41 por ciento de las preferencias de los priistas, Josefina Vázquez Mota en el PAN, quien atrae 62 por ciento de los panistas, Alejandro Encinas en el PRD, con un apoyo de 58 por ciento entre los perredistas, y Delfina Gómez en Morena, quien se lleva el 66 por ciento de los seguidores de ese partido”.
No obstante, otro análisis electoral del estado de México, prevé que una alianza de la izquierda en los comicios de 2017 podría dar un paso importante para posibilitar ganar esa entidad, la más grande electoralmente del país, y ser un elemento fundamental para consolidar una plataforma idónea para posicionarse en las puertas de Los Pinos en los comicios presidenciales del 2018.
Es decir, las elecciones de 2017 en el Estado de México se vislumbran como un gran reto para el PRI, pero y sobre todo si enfrenta una alianza opositora PAN-PRD como las que hubo este año en varias entidades federativas.
Volviendo con la encuesta de El Financiero, los favoritos dentro de cada partido para ser candidatos a gobernador son Alfredo del Mazo en el PRI, con el 41% por ciento de las preferencias de los priistas, Josefina Vázquez Mota en el PAN, quien atrae el 62% de los panistas, Alejandro Encinas en el PRD, con un apoyo de 58% entre los perredistas, y Delfina Gómez en Morena, quien se lleva el 66% de los seguidores de ese partido.
Si esos personajes fueran los candidatos a la gubernatura, la encuesta arroja un cerrado escenario entre Vázquez Mota y Del Mazo, con la panista ligeramente arriba con 33% de las preferencias, mientras que el priista se lleva el 30%. La candidata de Morena capta 19% y Encinas con el PRD el 16%. Sin claridad en cuanto a un posible candidato, la opción independiente cuenta con 2%. Estos son porcentajes efectivos sin considerar 17% de entrevistados que no revelaron preferencia.
En cambio, si Josefina Vázquez Mota fuera la candidata de una alianza PAN-PRD, su apoyo sube a 42% contra del Mazo, quien obtiene 32%, una diferencia de 10 puntos que confirma que la gran mayoría de los electores perredistas se sumaría a la alianza. Pero con otros posibles candidatos del PRI, la ventaja de Vázquez Mota se amplía a 15 puntos si el abanderado tricolor fuese Ana Lilia Herrera, y hasta 19 puntos contra José Manzur. Si en lugar de la panista, el candidato de la alianza fuera Alejandro Encinas, la contienda luce en empate estadístico con cualquiera de los priistas punteros, Del Mazo y Herrera.
De acuerdo con los datos difundidos, el PRI podría perder la gubernatura ante una alianza PAN-PRD si la candidata es Josefina Vázquez Mota, pero el PRI estaría en posición de competencia ante la alianza con otro candidato o, sin alianza es la intención del voto por el PRI, pero sin candidato; por el PAN sufragaría 23 por ciento y el tercer sitio lo disputan PRD y Morena con 31 Por ciento.
Sin duda estos ejercicios demoscópicos dan un bosquejo de un paisaje electoral que se empieza a diseñar en una entidad de enorme relevancia para el próximo proceso de la sucesión presidencial.
No obstante, al margen de lo atractivo que resultan este tipo de ejercicios de prospectiva electoral, habría que seguir otros elementos que están sucediendo en las entrañas de los partidos políticos y dentro de sus facciones que en un momento dado podrían modificar radicalmente los escenarios y con ello los resultados de los comicios.
Uno de estos elementos se da actualmente entre las organizaciones del PRD, que desde su nacimiento ha mantenido una fuerza importante en el estado de México, pero que se encuentra inmerso en una lucha interna entre sus principales “tribus” por posicionar a sus probables candidatos.
La principal corriente política del PRD en el Edomex, sin duda, es Alternativa Democrática Nacional (ADN) que dirige Héctor Bautista, ex secretario general del CEN, cuya presencia en los municipios del oriente de la entidad, principalmente de Nezahualcóyotl, Valle de Chalco y Texcoco, representan un universo que oscilan alrededor de 1.2 millones de votos, que para cualquier contienda son una base electoral muy atractiva.
La decisión de ADN en el estado de México de apoyar al ex alcalde Neza y actual líder de la bancada del PRD en el Congreso local, Juan Zepeda Hernández, como su aspirante a la candidatura del gobierno estatal, pone en jaque a Nueva Izquierda de los llamados “chuchos” que están decididos a seguir jugando electoralmente con una política de alianzas electorales con el PAN, que le dio alguna rentabilidad en los pasados comicios estatales del mes de junio.
Zepeda Hernández, el ex alcalde de Neza, por el contrario, ha hecho público su rechazo a una alianza con el PAN y ha definido su interés en buscar una amplia alianza con la izquierda, incluida al partido de Morena, que alimentaría la idea una alianza presidencial para 2018, pero que a la vez socavaría toda posibilidad de la alianza PRD-PAN que sueña el dirigente nacional panista para sacar al PRI de los Pinos.
Aquí veríamos cumplirse nuevamente la ley de las contradicciones: “los amigos de mis amigos, son mis amigos; los enemigos de mis enemigos, son también mis amigos, pero los enemigos de mis amigos son mis enemigos”.