Descomplicado
Hace unos días, los grandes medios norteamericanos, como el New York Times, informaron que Google y Facebook, dos de las empresas de internet más grandes del mundo han recibido severas críticas acerca de cómo las noticias falsas en sus sitios pudieron haber influido en el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos.
El pasado lunes, ambas empresas respondieron y se comprometieron a no tolerar ese tipo de información errónea y que se enfocarán específicamente en las fuentes de ingresos de los sitios de noticias falsas.
Ambas empresas empezaron a trabajar de inmediato. Google el gigante buscador anunció la prohibición de los sitios web que transmiten noticias falsas utilizaran su servicio de publicidad en línea. Casi de inmediato, Facebook actualizó las políticas en su Red de Audiencia de Facebook, las cuales ya dicen que no desplegarán anuncios publicitarios en sitios que muestren contenido ilegal o engañoso, y ahora también incluyen a los sitios de noticias falsas.
Ambas decisiones fueron una señal de que las empresas más grandes de tecnología en el mundo ya no podían seguir ignorando el clamor creciente en torno al poder que tienen para distribuir información al electorado estadounidense.
En el caso de Facebook, durante la pasada campaña electoral recibió acusaciones de inclinar a algunos votantes a favor del presidente electo Donald Trump, mediante artículos erróneos que se difundieron rápidamente a través de la red social. Una de esas noticias falsas, por ejemplo, aseguraba que el papa Francisco había respaldado a Trump. Esa información se difundió un millón de veces.
La crítica a Google por su proclividad a las noticias falsas no fue menor, el sitio Mediaite reportó que el resultado principal al buscar en Google la frase “conteo final de los votos de la elección 2016” era un enlace a un artículo en un sitio web llamado 70News que de manera equivocada declaraba que Trump, quien ganó el Colegio Electoral, estaba a la delantera de su contrincante demócrata, Hillary Clinton, en el voto popular.
No obstante, Zeynep Tufekci, en el NYT de ayer lunes, publica un reportaje en el que cuestiona severamente a Mark Zuckerberg, el director y creador de Facebook, quien consideró que es “una idea muy descabellada” que las noticias falsas que se encuentran en Facebook –las cuales representan una cantidad muy pequeña de contenido– hayan influido de algún modo en las elecciones”. Si Zuckerberg cree ciegamente que su empresa tiene poco efecto en cómo decide la gente, está haciendo un daño a la democracia estadounidense y al mundo.
También está contradiciendo las propias investigaciones de Facebook”. Apunta el editorialista del diario neoyorkino.
“El problema con la influencia de Facebook en el discurso político no se limita a la diseminación de noticias falsas. También tiene que ver con las cámaras de resonancia. El algoritmo de la empresa escoge cuáles actualizaciones aparecen en la parte superior del servicio de noticias del usuario y cuáles no lo hacen. Los humanos tendemos a agruparnos con gente que piensa como nosotros y buscamos noticias que confirmen nuestras inclinaciones. La investigación de Facebook muestra que el algoritmo de la empresa fomenta esto priorizando de algún modo las actualizaciones que los usuarios encuentran reconfortantes.
El contenido que se dirige hacia estas burbujas alimentadas de algoritmos es provechoso financieramente. Por eso YouTube tiene una característica similar en la que recomienda videos con base en lo que ya vio el visitante”, añade el editorialista.
Asimismo, argumenta Tufekci, “según un reportaje de BuzzFeed News, un grupo de jóvenes en un pueblo de Macedonia operan más de cien sitios web a favor de Trump llenos de noticias falsas. Por ejemplo, el artículo que inventaron, en el cual citan que fuentes anónimas del FBI señalan que Clinton debiera ser procesada, se compartió más de 140 mil veces en Facebook y probablemente lo vieron millones de personas, ya que cada vez que algo se comparte lo ven potencialmente cientos de usuarios. Aun si cada vista generara solo una fracción de centavo, sigue siendo mucho dinero”.
La razón de reproducir parte de esta investigación periodística norteamericana a dos semanas de la elección presidencial, es una muestra de lo que es capaz de hacer el próximo Presidente de los EUA, y se tome en serio de parte de las élites nacionales.
El presidente electo de nuestro vecino y principal socio comercial, inicia a tambor batiente mandando señales a sus votantes de que cumplirá con sus banderas de campaña a partir del próximo 20 de enero, cuando inicie su gestión como Presidente de los EEUU, revisando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte para modificar todo aquello que haya perjudicado a sectores y regiones industriales norteamericanas, aplicar una política antiinmigrante severa para expulsar del país a millones de mexicanos ilegales que generaría un grave problema social a nuestra deteriorada estructura económica y política
Resulta altamente preocupante que aún no digerimos los primeros impactos en el país de la elección de un presidente como Donald Trump, principalmente en los mercados, el peso depreciado drásticamente y la tasas de interés internas a la alza, y nuestra clase política, empresarial, religiosa y en general de las élites mexicanas, están tratando de aprovechar esta coyuntura para sacar raja política y defender sus intereses facciosos.
El desinterés de la mayoría de los partidos políticos nacionales por el futuro independiente de este país parece no estar en la plataforma electoral ni ideológica de sus documentos básicos, o por lo menos nadie de sus dirigentes se acuerda de ellos.