Visión financiera/Georgina Howard
¿La felicidad como indicador nacional?
Por: Ernesto Villanueva
La medición de la felicidad como indicador no es, en absoluto, una ocurrencia del presidente @lopezobrador. La ONU a través de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sustentable ha dado atención a este aspecto de la vida. Tiene como punto de partida lo dispuesto en el artículo 9 numeral 2 de la Constitución de Bhután que establece: “El Estado fomentará las condiciones para permitir la búsqueda de la Felicidad Interna Bruta”, idea que ya había cuñado el Rey de esa nación desde 1972, pero fue en el 2008 que forma parte de su Constitución. Este pequeño país es una joya perdida entre China y la India de grandes bellezas naturales, pero complicado visitarla por sus restricciones al turismo y la falta de comunicaciones adecuadas. Por supuesto, hay un desencuentro entre el índice de Bhután y las mediciones de la ONU que empezaron a medir este rubro a partir del 2012. Bhután aparece en un lugar bajo del ranking de países (el 95 en el World Happiness Report de 2019) a pesar de ser su promotor inicial. Los países que están en los primeros 7 sitios así como en los últimos 7 no son de sorprender para la lógica y el sentido común. En el top en el reporte del 2019 se encuentran en orden decreciente Finlandia, Dinamarca, Noruega, Islandia, Los Países Bajos, Suiza y Suecia; es decir, este universo está casi formado por los países nórdicos. En el otro extremo se encuentran en el último lugar Sudán, después en el penútimo lugar sigue la República Central Africana, Afganistán, Tanzania, Ruanda, Yemen y Malawi, casi todos ubicados en el continente africano. Hasta aquí pueden darse muchas explicaciones con distintas variables de por qué están como están estos países en los sitios que los ubica el estudio de la ONU. Lo que me ha sorprendido y aclaro que esto lo he venido apuntando desde años atrás (ver https://cutt.ly/xyPb6Zf y https://cutt.ly/gyPnqM0) es el caso de México. En nuestro país no ha habido ninguna política en favor de generar las condiciones de felicidad, vamos ni siquiera ha estado en el lenguaje de las políticas públicas, pero aun así México en el 2019 (y antes en otros reportes previos de la propia ONU) se ubica en el lugar 23 de un universo de 156 países analizados. El país se encuentra en mejor posición que Francia (24), España (30), Singapur (34), Italia (36), Corea del Sur (54) y Japón (58) por citar sólo países del primer mundo cuyos niveles materiales de vida, de oportunidades, de equidad y de satisfactores son sustancialmente superiores que los de México. ¿Por qué pasa este fenómeno? Mi explicación reside en que la felicidad es una construcción mental de las personas que existe al margen (o en buena parte) de las condiciones materiales del sentido de bienestar. La felicidad, que no tiene un concepto único, es sentirse a gusto consigo mismo y en su relación con los demás en momentos reiterados en una línea del tiempo. Se trata de un tema que es parte de las neurociencias (donde confluyen la psiquiatría, la neurología y la psicología) y de la caracterología del mexicano. Mientras en Japón que está abajo 35 lugares que México ser director o ejecutivo de una empresa puede ser un ingrediente para sentirse feliz, en México, con el hecho de que no haya sufrido algún agravio, de cualquier tipo, un familiar o cercano ya es motivo de sentirse bien. En ambos casos el sistema nervioso central que hace las veces de maquina de recepción de los estímulos de la realidad, los procesa y los asimila funciona igual, en el primer caso para llegar a sentirse bien se requieren mayores exigencias, en el segundo no, por la resiliencia que ha internalizado el mexicano (hablo de la inmensa mayoría por supuesto) al transcurso de la historia patria. Bien dice la conseja popular del México profundo, ¿Cómo están? “Jodidos, pero contentos”. Si ahora se va a promover un bienestar material mayor al habido en los estratos más bajos de la población (que no es muy difícil) es probable, no sólo posible, que la Felicidad Interna Bruta suba en los indicadores internacionales como las cachanillas de Baja California que crecen con todo en contra.