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href=»http://mexico.quadratin.com.mx/wp-content/uploads/2013/03/Papa3.jpg»>MADRID, 20 de marzo (Quadratín México).- El Papa Francisco sólo tiene una semana al frente de la Iglesia Católica, pero su busto de arcilla ya forma parte de los fondos del Museo de Cera de Madrid, el primero en el mundo que se ha puesto manos a la obra para inmortalizar la figura del Sumo Pontífice.
Así lo anunció hoy Gonzalo Presa, portavoz del museo madrileño, donde se ha instalado la escultura que muestra el rostro del nuevo papa con semblante serio aunque esbozando una leve sonrisa.
El busto fue realizado en siete días por el equipo artístico del Museo de Cera madrileño, al frente del cual estuvo la escultora Aída Pérez, que será también la encargada de realizar la estatua completa.
“Ahora que ya tenemos fotografías del papa con los Príncipes de Asturias o con el presidente Mariano Rajoy, disponemos de material fotográfico suficiente para sacar la figura de cera de (Jorge Mario) Bergoglio a la perfección”, dijo el portavoz del museo madrileño.
Cuando la figura esté acabada, los artistas la vestirán con la sotana blanca papal, que ya se está confeccionando; le maquillarán el rostro, le implantarán cabello natural y le colocarán ojos de cristal, introduciéndolos a través de la garganta, lo mismo que se hace con las estatuas de cera de todos los personajes.
La figura en cera del papa Francisco se instalará finalmente en la sala del Museo de Madrid que ocupan los pontífices de la historia más reciente, entre ellos el papa emérito Benedicto XVI, y algunos santos como Santa Teresa de Jesús o San Juan Bosco.
Habrá, eso sí, que hacer “hueco” entre todos ellos a la figura del papa Francisco, que se va a colocar a la derecha de Juan Pablo II y junto a la estatua de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, la orden religiosa a la que pertenece el nuevo pontífice.
La figura de cera del primer papa latinoamericano y jesuita de la historia de la Iglesia católica será la número 465 del Museo de Cera de Madrid y tendrá frente a ella la reproducción de la última cena, la “joya” del lugar, como la ha definido Gonzalo Presa.
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