Teléfono rojo/José Ureña
Los crímenes de Marcial Maciel pudieron haberse evitado hace 68 años, pero el Papa decidido a hacerlo falleció.
Con la reciente desclasificación de los archivos del Papa Pío XII se revelan detalles relacionados con el fundador de los Legionarios de Cristo y la intención en 1956 de tomar medidas drásticas contra él, entre ellas, eliminarlo del ministerio sacerdotal.
Sin embargo, la muerte del Pontífice dos años después fue aprovechada por los seguidores del sacerdote para facilitar su reinstalación como superior de la Legión, que años más tarde fue reconocida como orden religiosa pontificia.
La historia pudo haber sido distinta. Entre aquel año y el 2006, cuando Benedicto XVI tomó acciones contra Maciel y le impuso una sentencia de “vida de penitencia y oración”, el padre abusó sexualmente de seminaristas, tuvo tres hijos y ocultó su doble vida.
Como ocurre con la mayoría de los casos de abuso sexual infantil, la relación de poder asimétrica respecto de las víctimas, basada en amenazas, el aislamiento de las redes de apoyo o en el descrédito de las revelaciones de violencia, es el fundamento principal de los depredadores.
En su momento, Maciel —como lo revelé en 1997 en la primera investigación periodística publicada en Iberoamérica— aprovechó su imagen de hombre poderoso para acercarse a los seminaristas, entonces adolescentes, abusar de ellos y obligarlos al silencio.
Lamentablemente la dinámica no ha cambiado. Ahora los abusadores se esconden en el anonimato de las redes sociales o los videojuegos, se presentan con identidades falsas hasta crear una relación de amistad o amorosa y perpetrar el abuso. El destino puede ser la pornografía o la Trata de Personas.
Es un modus operandi revelado por los reportes a la Línea y Chat Nacional Contra la Trata de Personas (LNCTP), expuestos en el reporte 2023-2024 “Un Modelo Único contra la Trata”, presentado por el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México.
Los datos, provenientes en un 66 por ciento de entidades diferentes a la capital nacional, identifican a las niñas, niños y adolescentes como las víctimas prevalentes, prácticamente en la mitad de los casos. Las plataformas digitales son espacios de riesgo.
Fortalecer la cultura digital, acompañarles en su inmersión a espacios virtuales y, sobre todo, creerles cuando revelan agresiones ayuda a romper el silencio ante los abusadores.
Los crímenes de Marcial Maciel serán un recordatorio perenne de los riesgos que enfrentan.