Visión financiera/Georgina Howard
Hace unos días Azucena Uresti, durante una entrevista a Denise Dresser, aseguró que el presidente no les cree a las mujeres y que las mujeres no existen en este gobierno. ¿miente o exagera? ¿es este un gobierno feminista como aseguró Irma Eréndira Sandoval y otras políticas?
Hay muchas mujeres poderosas en este gobierno, como la gobernadora de la Ciudad de México, la secretaria de energía o la esposa del presidente; otras que no pudieron ejercerlo como la ex ministra y ex secretaria de gobernación o no saben cómo hacerlo como la secretaria del trabajo; las hay que sólo siguen órdenes como la secretaria de seguridad. Y otras que aceptan ser humilladas en público como Elizabeth García Vilchis, quien el propio presidente ha dicho de frente a ella, que no sabe leer.
Dentro del gobierno no hay una sola mujer que se atreva a contradecir al presidente, fuera si hay muchas voces femeninas fuertes que han señalado al presidente sus equivocaciones, no se callan y nadie va a poder silenciarlas cuando levanten su voz para señalar que el gobierno toma las peores decisiones. Al inicio de la pandemia fueron miles, en la marcha del 8 de marzo de 2020, que exigían al gobierno escuchara sus demandas de justicia, que no hubiera un candidato a Guerrero con acusaciones de violador y la despenalización del aborto en todo el país; esa marcha demostró que el gobierno no es solidario con las mujeres, que no iba a hacer nada para resolver sus demandas, que no escucha a las mujeres y no les creé.
El presidente no toma en serio a las mujeres, para él son una moneda de cambio, sobre todo las de origen indígena, le sirven como un escudo humano, ¿quién va a ser capaz de criticar que una mujer con ese origen obtenga algún cargo público, si se les debe tanto? Así lo demostró por ejemplo al quitar a la directora del CONAPRED y asegurar que iba a poner una indígena, pero no ha nombrado a nadie, lo mismo paso al quitar a una mujer con pensamiento crítico de la agregaduría cultural de la embajada de España y asegurar que iba a nombrar a una poeta indígena, tampoco pasó nada. Ahora designará a la señora Jesusa Rodríguez como embajadora en Panamá, que no es indígena, pero dice que defiende lo que ella cree que es el indigenismo.
Hay mujeres que han emprendido otras luchas y se enfrentan a la misma respuesta, a la misma barrera: No. Son las mamás de los niños con Cáncer, las de hombres y mujeres desaparecidas, las esposas que son violentadas o violadas en su propia casa, las que de igual manera son atacadas en las calles, en las escuelas, en sus centros de trabajo, las mujeres que por la razón que sea deciden que quieren interrumpir un embarazo, las mujeres que aspiran a un mejor trabajo, las que ganan menos que los hombres en un puesto de la misma responsabilidad, las mujeres transgénero que quieren las misma oportunidades, las que viven en la calle… para ellas, siempre es no.
No es nuevo, somos una sociedad machista, un país machista, paternalista, agresivo hacia las mujeres y este gobierno no ha combatido este problema, lo ha fomentado, el presidente es ambiguo, asegura que es humanista. En realidad, el presidente no sabe que es el humanismo, sólo repite esta y otras definiciones porque le suenan interesantes, no es un historiador, ni un filósofo. El presidente es un machista, para él no es necesario entender a las mujeres, las usa para sus fines electorales, en el día a día no le importan sus demandas, ni sus necesidades porque, el presidente, no rompe el pacto nunca.