Escenario político
Inversión e incertidumbre, más allá de la obsesión
Por: Jesús Sánchez
El líder empresarial lanzó un singular reto que parecía uno de esos desafíos que están de moda, el Reto Challenge: “hagamos de la inversión una obsesión” para así alcanzar la aspiración del crecimiento económico del 4 por ciento.
Se trató de un buen discurso que logró el efecto deseado, además de los aplausos hubo efusivos abrazos, aunque esto ocurrió en momentos en los que la disposición a invertir estaba –está diría don Teofilito-, en el nivel más bajo de los meses recientes.
La anécdota del Reto Challenge de la inversión obsesiva quedó rebasada con una propuesta fuera de serie, pues aunque usted no lo crea el futuro de nuestro país se condicionó a dar un gran salto al pasado, de por lo menos medio siglo, para reeditar la época dorada del Desarrollo Estabilizador (1954-1970) que durante 15 años generó tasas de crecimiento económico promedio del 6 por ciento.
¡Qué tiempos aquellos señor don Simón! Fue una época en la que se amarraban los perros con longaniza.
Fueron tres lustros en los que además el peso se mantuvo súper fuerte frente al dólar y la inflación nos pelaba los dientes. Pero qué creen, esa etapa dorada para la mayoría de los países que aplicaron sus fórmulas la bautizaron como “la edad de oro del capitalismo” (Angus Maddison, ponencia de Carlos Tello 2010).
Fue la época gloriosa de la economía mixta en la que todos los sectores apechugaban. También fueron los mejores años de la hegemonía del partido prácticamente único, no había otro. El Estado era rector y la democracia brillaba por su ausencia.
Medio siglo después, parece que la fórmula mágica es que todo pasado fue mejor.
El discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador durante el pase de estafeta a la nueva dirigencia del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, fue como la tablita de salvación ante el diagnóstico que dio a conocer el Banxico, bajo la batuta de Alejandro Díaz de León.
Difícil debió ser en la reunión del CCE conciliar un discurso en el que los empresarios pidieron espacios para favorecer la inversión, en un contexto en el que por factores internos y externos –el desabasto de gasolinas, los bloqueos ferroviarios y las huelgas, así como la crisis de potencias como Estados Unidos- hacen pensar que como están las cosas el país simplemente no crecerá ni yendo a bailar a Chalma.
Y decimos que difícil, porque a los empresarios les pidieron participar en el proyecto sexenal del Tren Maya, cuando todavía sigue tibia la cancelación de uno de los proyectos de infraestructura más grandes de México, el ex Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
En blanco y negro
La evaluación del Banco de México fue el equivalente a una cubetada de agua fría para el discurso festivo de crecimiento del 4 por ciento prometido desde la campaña para el actual sexenio, pues bajó el rango de crecimiento por debajo del 2 por ciento para este año.
La Junta de Gobierno del Banxico convalidó las expectativas de organismos financieros internacionales, bancos y calificadoras, pues toda la información evaluada por los expertos apunta hacia un resultado que nada tiene que ver con los discursos aspiracionales de las campañas presidenciales.
Los elementos que dan paso a este escenario de desaceleración económica tienen que ver básicamente con la incertidumbre. Esto significa en palabras del gobernador del Banco de México, que los pronósticos son los mejores que pudo elaborar el banco central en un entorno económico incierto y cercano a la volatilidad. Incluso recesivo, dirían los vituperados expertos en economía.
Existe una brecha entre el consumo y la inversión productiva, escenario en el que la incertidumbre es el elemento más complejo pero constante.
Este debate nadie se lo sacó de la manga, tampoco es de mala fe, es parte de la realidad.
Para los que ven moros con tranchete y que desconfían hasta de su propia sombra, tampoco se trata de llevarle la contraria a quién asegura que tiene otros datos y acusa a los enemigos fantasmagóricos de la 4T de llevarle la contraria.
Los empresarios han debido asumir las pérdidas de decisiones políticas como el desabasto de combustibles, los bloqueos ferroviarios y los brazos cruzados de autoridades ante las huelgas de las maquiladoras.
Es más, la cancelación del NAIM fue una obsesión estratégica electoral. No hay otra manera de entenderlo. Al final de esa dramática historia, las pérdidas del ex NAIM las absorberán los mexicanos, más de cien mil millones de pesos tirados a la basura.
Y si en el sector privado ha bajado la disposición para invertir, en el sector público ni se diga, la mayor parte de los recursos destinados a los nuevos programas sociales vistos por organismos como México Evalúa, son improductivos.
En términos reales, como diría el clásico, la única manera en garantizar un crecimiento del 4 por ciento promedio en este sexenio, es que la economía crezca a ritmos de 4.5 por ciento a partir del 2020, de acuerdo a análisis realizados por expertos de la revista Alto Nivel. Lo cual se ve en chino.
El recortón
De acuerdo a los Criterios Generales de Política Económica el rango de crecimiento estimado para 2019 es de1.5 a 2.5 por ciento.
Los pronósticos del Banco de México (Banxico) se fueron mucho más abajo en el rango de 1.1 a 2.1 por ciento.
El recortón fue severo y aplicó la política del tiburón que no se anda con rodeos, pues las previsiones anteriores del banco central eran del orden de 1.7 a 2.7 por ciento. Es decir, le bajó 6 décimas de un jalón.
Y ya entrados en gastos también ajustó su pronóstico para 2020 para bajarlo de 2 y 3 por ciento al rango de 1.7 y 2.7 por ciento. Lo que refleja que el periodo de incertidumbre y volatilidad podría ser mucho más grande de lo esperado.
Dónde estamos
Pemex es el gran dolor de cabeza y lo seguirá siendo por mucho tiempo si no hay una estrategia que lo ponga en su lugar. La mayor parte de las expectativas de la actual administración están sobre una empresa cuyos bonos hoy son considerados basura. Y en manos de un director experto en agronomía que se ve no tiene la más peregrina idea de lo que es la empresa.
El problema energético es complejo y además de la crisis de abasto o de distribución de la gasolina, el aumento de los precios del combustible en combinación con el aumento esperado en la energía eléctrica, empeorará los escenarios.
Tome nota. El texto de Carlos Tello, Notas sobre el Desarrollo Estabilizador, leído a propósito del Coloquio Desarrollo Económico de México en el siglo de la Revolución, julio 2010 (UNAM), destacan dos elementos considerados por Antonio Ortiz Mena para impulsar el modelo del Desarrollo Estabilizador con Adolfo López Mateos: a) La creación de una vicepresidencia económica, que recayó entonces en la Secretaría de Hacienda y, b) en la práctica el DE fue una división del trabajo en el que cada sector aportaba su parte. Los empresarios y banqueros se comprometieron a invertir mucho a cambio de obtener utilidades considerables. El gobierno les daba apoyo incluidos todo tipo de subsidios.
No está demás decir que a los empresarios se les ofreció todo tipo de garantías, incluyendo el rescate si las empresas quebraban. Había reglas claras y los agentes económicos y sociales sabían a qué atenerse, añade Tello.
En 1970, con Luis Echeverría se da el giro, el esquema del Desarrollo Estabilizador ya no dio para más y la crisis política de 1968 y 1970 mostró que ese modelo fue al final de cuentas Desestabilizador. El modelo del partido prácticamente único se agotó y por eso José López Portillo inició la apertura democrática. Para pensarse.
Reforma fiscal en puerta
La realidad es que al actual gobierno no le alcanzará el dinero para mantener vigentes sus programas sociales, lo que lleva a pensar que el único mecanismo para mantener vigentes los compromisos con sus electores es por la vía de una reforma fiscal en los próximos años.
México Evalúa coincide con otros analistas en que no se liberarán los recursos económicos que el gobierno de la 4T esperaba por el combate a la corrupción. Para acabarla, los compromisos del pago de la deuda son pesados y la quiebra técnica de Pemex es una bomba de tiempo que debe desactivarse, en fin. Y los estados, bien gracias.
Esto apenas comienza.
o.o.o.o.o.