Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Abrumador el voto de los indecisos, el fiel de la balanza
Pues a lo mejor opinan otra cosa los expertos dedicados a interpretar los fantasmagóricos resultados de las encuestas nuestras de cada día, pero el dato que tiene mayor peso en los sondeos de opinión es el del voto indeciso, aquel que el ciudadano se guarda con mucho celo, no suelta prenda, hasta la hora que está frente a la boleta.
Las cifras que nos muestran los reportes de las encuestadoras son abrumadores, pues en contraste a las puntuaciones que presumen el primero, segundo y tercer lugar entre los presidenciables, el voto discreto, que no se ve o “indeciso”, ha llegado a niveles de hasta 38 por ciento, lo que sin duda establece la máxima de que todavía no hay nada para nadie.
El portal Oraculus.mx que representa un esfuerzo para mostrar los resultados de todas las encuestas conocidas en torno a la elección presidencial 2018 –tiene su chiste-, es una interesante ventana de información que permite apreciar que estamos frente a una posmoderna torre de Babel, porque cada encuestadora ofrece resultados que ayudan mucho a ampliar las dudas del ciudadano promedio sobre la competencia electoral.
El acierto de Oraculus.mx, lo reconocen los analistas demoscópicos, es que las encuestadoras y los resultados de sus sondeos pueden verse en un plano que permite contrastarlos y apreciar sobre todo de qué lado masca la iguana.
El voto de los indecisos identificados por las siglas NR o NS, se refiere generalmente a los ciudadanos que no dicen por quién van a votar pero que tienen credencial de elector para hacerlo.
Recientemente Suasor Consultores identificó un 28 por ciento de indecisos, muy por encima de los que presumen el 1-2-3 entre ya saben quién, #Yomero y el espiado. El de los indecisos es un factor, una constante en las encuestas, no es un dato sacado de la chistera, lo que debería preocupar a los tiradores.
Sondeos taquilleros
Aunque muchos tienen dudas fundadas sobre el resultado que publicitan los medios de comunicación y sus encuestadoras -un binomio posmoderno-, la verdad es que se convierten en un producto muy taquilleros. Cuando un candidato es favorecido, aplaude y presume, pero cuando pierde puntos no duda en acusar a la encuestadora de ofrecer datos cuchareados. Y si no que le pregunten a ya saben quién.
Las encuestas son una suerte de instantánea del día a día de los partidos y sus abanderados, el problema es que en alguna época algunos encuestadores les gustaba que los vieran como una suerte de adivinos hasta que comenzaron a equivocarse. El mejor ejemplo ocurrió en los comicios de 2000, cuando sólo María de las Heras anticipó el resultado de la elección presidencial.
Hoy el juego tiene mucho que ver con el que dicen que lleva la delantera. El fenómeno AMLO aparece en primer lugar en enero de 2017 en una encuesta de Reforma, antes sus niveles eran competitivos pero tenían un piso de 7 por ciento y un máximo de 19 puntos. Hoy parece soufle.
Aunque hoy todas las encuestas colocan a ya saben quién en primer lugar, mañana el dato puede cambiar radicalmente. De ahí que los sondeos en los que los entrevistados sí dicen por quién van a votar no tengan palabra de honor.
De ahí que cuando el entrevistado no quiere responder, se convierte en un dato duro que no debe soslayarse, mucho menos minimizarse. Porque se convierte en el fiel de la balanza.
Los datos duros
El histórico de 75 encuestas registradas por Oraculus.mx -entre julio de 2015 a febrero de 2018- permite determinar que los indecisos o electores discretos constituyen un porcentaje importante, cuyo tope máximo ha llegado al 38 por ciento.
Para ser más ilustrativos. en la reciente etapa de las precampañas presidenciales -entre noviembre de 2017 y febrero de 2018-, tenemos que 15 de 18 encuestas realizadas por firmas muy conocidas colocaron los niveles de los indecisos en rangos del 25 al 33 por ciento, muy por arriba de quien presume llevar la delantera en esta carrera.
El contraste lo mostraron sólo 3 encuestas, realizadas a saber por Buendía Laredo que consideró que el 13 por ciento era de indecisos y Parametría que estimó en 14 por ciento a los ciudadanos que no han decidido por quién votar.
Consulta Mitofsky, El Financiero, El Universal y Mendoza Blanco, han sido las firmas más consistentes que reflejan porcentajes elevados del voto indeciso, mientras que Reforma, Buendía & Laredo y Parametría no les otorgan tanto peso.
Los encuestadores están interesados en recuperar el terreno perdido, que les crean pues. Pero sin duda la prueba del ácido ocurrirá en la etapa de las campañas, que se realizarán entre abril y junio, entonces el panorama estará más definido y quien se equivoque en sus pronósticos lo pagará con creces.
El voto escurridizo
Para los estudiosos y los que no lo son, el voto es un misterio, pues aunque los partidos consideren que cuentan con un voto duro, el de la militancia, a la hora de la verdad puede ocurrir cualquier cosa y si no que le pregunten a los panistas en las elecciones de 2012 cuando cayeron al tercer sitio con 3.7 millones de votos menos.
Eso mismo puede considerarse para los priistas que en el año 2000 cuando la alternancia se abrió paso, el PRI quedó en segunda posición con 4 millones de votos menos de los que obtuvo Ernesto Zedillo.
En el caso de las izquierdas el tema también es un misterio por resolver pues de un promedio de 6.2 millones que logró Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador se apuntó 14 millones en 2006 y ganó otro millón en 2012. Ya se verá si ya saben quién da el estirón definitivo o se va a casa.
El punto es que la presidencial no va de la mano con la votación en el Congreso, hay una diferencia sustancial. Esto mismo se espera ocurra en 2018, quien gane la Presidencia no tendrá mayoría en el Congreso, lo cual confirma el voto diferenciado.
Los que dicen que saben han confirmado que quien vota por presidente de la República puede votar por un partido distinto para diputado federal, senador o gobernador.
Lo interesante de la discusión de si existe o no el voto útil, es que ha venido a menos el voto en blanco o el no-voto. Las opciones de las candidaturas independientes contribuirán de una buena manera a que el voto no se desperdicie.
En el periodo de las campañas presidenciales que inicia en abril, junto con las otras campañas de la mega elección de este año, la guerra mediática entre partidos y candidatos subirá dos rayitas o más, de ahí que todavía no esté dicha la última palabra.