Ifigenia Martínez Hernández, estadista y precursora feminista
Casi 50 por ciento de la migración de México y Centroamérica a EU es de mujeres
Luis Rodríguez / Especial para Quadratín México
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de marzo (Quadratín México).- La migración tiene rostro, aroma y drama de mujer. Y no sólo las mexicanas, mujeres del campo, adolescentes y niñas, profesionistas, que buscan mejores opciones de trabajo o la reunificación familiar, también las oleadas de centroamericanas que deben “pagar piso” con su cuerpo, con su sexualidad y hasta con sus vida para cruzar por México y la “pesadilla” que ello significa para alcanzar el cada vez más difícil “sueño americano”.
“La migración femenina es una realidad en México y en Centroamérica, sobre todo en zonas rurales e indígenas que están siendo expulsoras de mano de obra de mujeres y adolescentes, en ocasiones por el abandono y pobreza en que se quedaron cuando el jefe de familia o padre se emigró a Estados Unidos y abandonó a la familia o simplemente porque dejó de enviar remesas al quedar en desempleo o ser deportado”, refiere Roberto Pedraza Martínez.
Especialista en migración y grupos indígenas, Pedraza expone que los roles tradicionales de la migración han cambiado drásticamente y ahora las mujeres viajan con sus hijos pequeños o solas hacia la frontera norte, con todos los riesgos que ello implica y también con lo que significa en materia de la descomposición del núcleo familiar y social en México.
Destaca que de acuerdo con informes de diversas organizaciones de migrantes, se calcula que la migración de Centroamérica y México hacia Estados Unidos se conforma en 45 por ciento por mujeres.
Elvira Arellano, migrante y dirigente del Movimiento del Migrante Mesoamericano, dijo que las mujeres son la población “más vulnerable” en el tema migratorio, por el acoso al que se ven sometidas durante los viajes, sobre todo de quienes viajan desde Centroamérica y tiene que cruzar por México.
“Muchas tienen que pagar con su cuerpo para poder transitar por nuestro país, ya sea a los grupos del crimen organizado, a policías o agentes migratorios o en ocasiones se hacen pareja temporal de otro migrante para sentirse protegidas”, apuntó.
Aseguró que muchas mujeres salvadoreñas y hondureñas son secuestradas por grupos del crimen, tratantes de blancas y obligadas a prostituirse en bares y cantinas de la frontera de Chiapas, lo cual es muy lamentable, porque el nuevo gobierno federal no ha instrumentado –a 100 días de que inició el sexenio– ningún plan para su protección.
Arellano, quien fue deportada en 2007 de Estados Unidos y separada temporalmente de su hijo, expuso que gran parte de las mujeres migrantes que cruza por México, antes de emprender esta travesía, toma pastillas o se inyecta anticonceptivos, por el alto riesgo de ser abusadas sexualmente. “Se estima que el 90 por ciento de ese sector son abusadas física y sexualmente en nuestro país”, puntualizó.
Indicó que desafortunadamente el abuso hacia las mujeres migrantes también ya se está siendo una práctica común en contra de las mexicanas en zonas de la frontera norte, como el Desierto de Altar, Sonora, donde grupos de derechos humanos están repartiendo métodos anticonceptivos ante el alto número de casos de abusos por parte de delincuentes y coyotes.
El director de la casa del migrante “Hogar de la Misericordia”, localizado en Arriaga, Chiapas, Heyman Vázquez, comentó que de la población migrante los más vulnerables son las mujeres y niños, quienes están expuestos al abuso sexual, a los tratantes de blancas. “Incluso nos piden anticonceptivos para no quedar embarazadas”.
“Yo en el albergue les preguntó a las mujeres: ¿ustedes saben, están conscientes de lo que van a pasar en su travesía por México, porqué se arriesgan a ello, si saben del peligro? Ellas me cuentan sus historias de necesidad, de hambre, de miseria que viven en sus países y ellas están dispuestas de sufrir las consecuencias y sufrimientos del camino para llegar al sueño americano, porque quieren ayudar a sus familias”.
Heyman Vázquez explicó que en el tren llamado La Bestia, en los últimos años ya lleva en sus furgones muchas mujeres y niños, quienes buscan llegar a Estados Unidos ante la falta de trabajos en Centroamérica, la falta de oportunidades, la miseria extrema.
En las memorias del Simposio Internacional “Feminización de las Migraciones y Derechos Humanos” se destaca que las mujeres que migran son víctimas de explotación laboral, sexual, violaciones, secuestros, acoso, estigmas y maltratos de todo tipo, las mujeres migrantes en tránsito por México en dirección hacia Estados Unidos están en el desamparo ante la carencia de políticas públicas que las protejan.
Asimismo se indica que las mujeres migrantes son estigmatizadas como “abandonadoras” de sus hogares por buscar en otros países más ingresos en beneficio de sus familias. Además son mal vistas por sus familiares al emplearse en labores de limpieza de oficinas o casas, trabajos que son más comunes entre las hondureñas, guatemaltecas y salvadoreñas en México y EU.
Aunque no hay cifras exactas sobre cuántas mujeres están involucradas en la migración, las y los expertos de México, España y Estados Unidos estimaron a partir de datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que de los 214 millones de personas migrantes en 2010, la mitad son mujeres.
Sin embargo, la migración femenina en América Latina (AL) y el Caribe está por arriba de la media mundial, dijo María Eugenia Zavala de Cosío, investigadora del Colegio de México, con base en cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Agregó que en promedio las mujeres representan el 50 por ciento de la población migrante, pero en AL la proporción alcanza el 52 por ciento. “A pesar de ello las mujeres migrantes son “invisibles” para los gobiernos”, ironizó.
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