Visión financiera/Georgina Howard
No puedo imaginar la tristeza de tener que abandonar tu hogar. Llevarte miles de historias y recuerdos, y sólo eso, porque a veces tienes que salir corriendo, con lo que traes puesto, jaloneando a tus hijos, pidiendo a dios que te permita salir antes de que los criminales te arrebaten la vida.
Esta situación es la que padecen miles de mexicanos. Mientras toda una vida se esforzaron por tener un patrimonio, una casa, una tierra para dejar a sus hijos, llegan criminales a sembrar terror, a despojarlos, a cobrar piso, a masacrar al azar, sólo por imponer su autoridad mediante el miedo.
Así cada vez vemos más pueblos fantasmas en nuestro país. Lugares que podían ser prósperos, con una bonanza que viene del buen trabajo, hoy los vemos sumidos en el abandono, como película apocalíptica, donde claramente se ven los restos que deja el crimen.
Esto lo podemos saber de primera mano porque una comunidad muy hermanada con nosotros, padece el desplazamiento forzado. Es una localidad que ha reducido en más de la mitad su población y que cuento su historia porque seguramente, es el reflejo de cientos que están pidiendo ayuda, sin que nadie responda.
La masacre en contra de nuestra familia se dio a las afueras de La Mora, una localidad del municipio de Bavispe, Sonora. Tenemos una estrecha relación, hay muchas familias compuestas por LeBarón, Miller y Langford, estos últimos radican principalmente en ese poblado.
Mi prima Rhonita, sus hijos y más familia que fueron asesinados en 2019, ocupaban caminos terregosos para visitar LeBarón, o para cualquier actividad, acudir a centros donde encontrar servicios o hacer compras. Estos caminos vigilados por el crimen, fueron el escenario donde los mataron, a unos cuantos kilómetros de La Mora, la estela de humo de las camionetas incendiadas, se alcanzó a ver y por ello pidieron auxilio.
Después de la tragedia, casi la mitad de la población decidió emigrar, el miedo que dejó este evento no sólo sacudió a La Mora, también a Bavispe, al Estado y a México; vieron que tan vulnerables estaban ante la presencia del crimen, y que nadie estaba a salvo. Hoy ya existe un cuartel de la Guardia Nacional, con una barda mal construida que se cayó, pero ya es un intento de devolver la tranquilidad en la región.
Esto ocurre en todo el país. Recientemente en Chiapas, algunas familias desplazadas fueron balaceadas ya estando en un refugio, esto en la comunidad indígena de Polhó, municipio de Chenalhó, en Chiapas, estas familias, señalaron a culpables un grupo criminal llamado “Los ratones”, en el México de hoy, levantar la voz es un acto de valentía.
Esta movilidad provocada por el crimen tiene rostros y llena datos terribles, En México se registraron 386 mil desplazados internos por la violencia durante 2022, indicó un informe del Observatorio del Desplazamiento Interno, y la tendencia es al alza, más cuando vemos que tenemos los índices de violencia más altos de la historia.
Debemos soñar que podemos vivir donde decidamos y que no sean los criminales ni los narcoterroristas los que dicten nuestra situación, pero se requiere mucho valor y voluntad para evitar que México se vuelva un gran pueblo Fantasma.