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CIUDAD DE MÉXICO, 26 de abril (Quadratín México).- El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) emitió sus condolencias por el fallecimiento de Mireya Cueto, esta mañana en la ciudad de México a causa de un derrame cerebral.
A través de un comunicado, el Instituto la reconoció como una de las titiriteras más importantes que ha tenido este país y destacó que sus trabajos hayan estimularon la imaginación de los niños.
Originaria de la ciudad de México, la escritora y dramaturga nació el 3 de febrero de 1922, en un núcleo familiar de artistas, su padre y madre, Germán y Lola Cueto, eran ya unos reconocidos titiriteros.
Estudió Historia Moderna y Contemporánea en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cursó estudios intensivos de arte para niños en el Protestant School Board de Montreal, Canadá.
A lo largo de siete décadas, se dedicó a la investigación, producción y dirección de teatro de títeres, así como a la creación de filminas para el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa.
Otras de las labores que realizó fue escribir guiones de televisión y producir programas radiofónicos, entre ellos “El Quijote” para Radio Educación y “El Periquillo Sarniento” para la Dirección General de Radio y Televisión (RTC), de la Secretaría de Gobernación.
La Premio Nacional de Literatura Infantil “Juan de la Cabada” 1978, dirigió el proyecto para la formación de grupos de teatro de títeres para campesinos, en la Secretaría de la Reforma Agraria.
Además, fue cofundadora del Teatro Tinglado y en 1992 estrenó, bajo el formato de teatro de sombras, la obra “San Juan de la Cruz, poeta místico”, presentada también en el Festival Internacional de Títeres de Bilbao, en 1994.
En el mismo formato, realizó el mito griego de “Perséfone”, que estrenó en 1995 en el Festival Cultural San Ángel, con una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
Participó, además, en el II Festival Nacional de Títeres “Mireya Cueto”, organizado por el Conaculta, donde dictó la conferencia magistral “La historia de los títeres contada por ellos mismos”.
En 2006 fue invitada a Buenos Aires por la Universidad San Martín y expuso en el Museo Nacional de Títeres Mané Bernardo algunos de sus títeres, grabados y dibujos.
Su pasión por el arte titiritero quedó inmortalizado en los libros: “La boda de la ratita y más teatro”; “La cigarra, el chapulín y la hormiga”, y “El Cuento más antiguo”, así como en el ensayo “Apuntes sobre la experiencia artística”.
Es de mencionar que a manera de homenaje, en 2001, la Coordinación de Desarrollo Cultural Infantil Alas y Raíces a los Niños creó el Festival Nacional de Títeres “Mireya Cueto”.
El cuerpo de la escritora, dramaturga y titiritera Mireya Cueto, quien falleció esta mañana en el Hospital Escandón a causa de un derrame cerebral, es velado en las instalaciones del ISSSTE en San Fernando, en el sur de esta ciudad, donde mañana será cremado alrededor de mediodía.
Presente en el lugar, la subdirectora del Programa de Teatro para Niños y Jóvenes del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Marisa Giménez Cacho, comentó que Mireya Cueto es de una estirpe de mexicanos que ya no hay, ella era de las últimas.
Describió que se trata de personas muy comprometidas con el país, con su trabajo y que tienen muy claro lo que hay que hacer y para qué hacerlo.
“Es gente que hereda esa mística después de la Revolución, ella lo hereda de sus padres, de que había que trabajar por México y para los niños de México de una manera como ella lo tenía muy claro”, expresó.
Eso es lo que se perdió con su fallecimiento, “y creo que da un poco de nostalgia que ya no esté; sin embargo, creo que es un ciclo cumplido de su vida, pues se fue a los 91 años.
“Todavía a los 86 años, en el Instituto Nacional de Bellas Artes tuvo una temporada de teatro de títeres y ella estaba con nosotros, y, bueno, sí se le va echar de menos, era una gran humanista, una persona muy culta y hablaba muy bien y era un gusto oírla hablar”, señaló.
Destacó que Cueto dejó muchos alumnos, gente a la que le heredó el gusto para trabajar con y por los niños, para los títeres; “sí queda un hueco, pero es un hueco que es natural que quede, ya se fue, ya cumplió su ciclo”.
Dijo desconocer por ahora si se le rendirá algún homenaje, y recordó que el año pasado el INBA le entregó la Medalla Bellas Artes hace un año, y ese era un pendiente que tenía Bellas Artes, en reconocimiento a su trayectoria, ya que “desde su muy temprana juventud, a los 15 años, entró a trabajar con su mamá” en el mundo de los títeres.
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