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WASHINGTON, 11 de febrero (Quadratín México).- Tan anónimo es el hombre que mató a Bin Laden, “el más infame terrorista de nuestro tiempo –en palabras del jefe de la CIA–, que puede que su próximo trabajo sea conducir un camión de reparto de cerveza en Milwaukee.
Y es que eso es precisamente lo que le ofreció el Ejército cuando decidió dejar atrás 16 años de pertenencia a la Marina de los Estados Unidos, compuestos por 12 despliegues en el exterior y más de 30 enemigos abatidos.
El hombre que acabó con la vida de Bin Laden contó su historia a Phil Bronstein, exdirector del San Francisco Chronicle y actual presidente del Centro para el Periodismo de Investigación y que será portada del número de marzo de la revista Esquire.
Bronstein la resume: “el hombre que mató a Osama Bin Laden está fastidiado”. A falta de identidad que poder revelar, el periodista dotó a ese hombre de un apodo. Le llama ‘El Tiroteador’ (The Shooter).
Ambos hombres establecieron una relación muy cercana –“y muchos tragos de whisky escocés”- en el transcurso de su convivencia para el reportaje, que revela que ‘El tiroteador’ carece de seguro médico y pensión tras su abandono de las Fuerzas Armadas el año pasado.
“El seguro de salud para mí y para mi familia concluyó en septiembre de 2012”, explica en la historia de Esquire. “Pregunté si había algún tipo de transición entre el seguro que cubre a los militares y el que debo de tener en la vida civil y me dijeron que no”. “Estás fuera del servicio, tu cobertura se ha acabado. Gracias por tus 16 años de servicio”, agrega el SEAL que le dijeron.
Bronstein expone en su reportaje que un hombre que tiene el cuerpo lleno de cicatrices por haber servido a su país, que sufre de artritis, tendonitis y tiene las vértebras dislocadas debería de recibir algo a cambio más que una oferta para repartir cerveza.
Los Navy Seal –el elitista grupo de la armada estadounidense encargado de operaciones especiales- viven bajo un grueso manto de secretismo. Sus identidades son anónimas –y en caso de violar ese acuerdo pueden pagar con la cárcel-.
A los 23 hombres que la noche del 1 de mayo de 2011 volaron a Pakistán para capturar a Bin Laden se les ordenó que al día siguiente olvidaran lo sucedido e hicieran como que nada había pasado.
Uno de ellos descerrajó tres tiros en la frente al líder de Al Qaeda, considerado como enemigo público número uno de Estados Unidos y al que hoy sólo se le ofrece un empleo de repartidor de cerveza.
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