Fallece la actriz Marisa Paredes, una chica Almodóvar
rong>CIUDAD DE MÉXICO, 7 de agosto, (Quadratín México).- Chavela Vargas no quería ni cruces ni llanto. Por eso, ante su partida, recibió un merecido homenaje en el Palacio de las Bellas Artes, donde perteneció.
La acompañaron sus grandes amigos, seguidores y personalidades del mundo de la cultura y la política.
Minutos después de la una de la tarde, arribó el cortejo fúnebre de la cantante de origen costarricense pero que “murió muy mexicana”, a la esquina de avenida Juárez y 5 de Mayo, donde se asienta el recinto de mármol, acompañado de mariachis que interpretaron “El último trago”, de José Alfredo Jiménez.
Al centro de vestíbulo, bajo las escalinatas se ubicó el ataúd de Chavela, cubierto por un poncho azul, rojo y negro, en recuerdo a la prenda que acostumbraba siempre vestir y por el que la llamaron ”La dama del poncho rojo”.
Un video se proyectó, en el que Chavela interpreta a la “Macorina”,fue el inicio de una ceremonia en la que la música mexicana fue la protagonista en voces de las cantantes Lila Downs, Eugenia León y Tania Libertad, al igual que en el homenaje celebrado ayer en la Plaza Garibaldi.
Por la parte gubernamental, la titular del Consejo para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, dijo: “Como un regalo del cielo halló la forma de llevar la canción mexicana a todo el mundo, fue un canto desde las entrañas que sacudió a una sociedad, promovió las mujeres cantantes como Lucha Reyes, Lola Beltrán, Lucha Villa, entre otras”.
Recordó la soledad e independencia de esta alma rebelde e indómita, que abrió las puertas a nuevos espacios. Ella pasó de todo sin pasar de moda.
“Luego de una ausencia por una serie de problemas, resurgió a la música con gente como Almodóvar, Alejandro González Iñárritu y la vimos cantar en Frida y Babel.
“Nuevamente sus canciones ocuparon el imaginario colectivo, el Olympia de París se estremeció, Jenne Moreau llegó a decir que se emocionaron con sus canciones, Monsivais (Carlos) fue su cronista, recibió medallas, premios, fue ciudadana distinguida de la Ciudad de México, José Alfredo y Joaquín Sabina le compusieron canciones. Costarricense de nacimiento, pero su voz y talento la hicieron mexicana voz profunda y entrañable transformaron las canciones rancheras ¡Que te vaya bonito Chavela!”, fue el emotivo discurso de Saizar para así continuar con la Guardia de honor.
En tanto, Eugenia León le dedicó “Flor de Azalea”, mientras Lila Downs cantó “La barca”, pero para el tema representativo de “La llorona” ambas se unieron a Tania Libertad para hace este tributo.
Luego el mariachi Gallos puso “Paloma negra”, “Piensa en mi”, “Me cansé de rogarle”, entre otras.
A su vez, antes de montar guardia, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, Teresa Vicencio, recordó hoy el paso de Chavela por ese recinto a mediados de abril pasado para resucitar, a través de su disco “Luna Grande”, el espíritu del poeta Federico García Lorca en un homenaje “en el que México y España se encontraron”.
“Su obra y su gran personalidad hicieron que se convirtiera en una de las figuras más importantes de la música mexicana”, afirmó.
“La vida de Chavela Vargas estuvo llena de emociones y los que trabajamos y compartimos este Palacio con ella la recordamos como una de las grandes intérpretes”, añadió.
Luego tomó la palabra su amiga y biógrafa María Cortina, quien con la voz quebrada por la emoción agradeció la presencia de todos aquellos que acudieron a despedirla y que no solo la reconocían como creadora, “sino que además la admiraron”.
“No voy a hablar de los aportes, voy a hablar de Chavela, la mujer independiente aún sentada en su silla de ruedas (…) que ni un solo día dejó de pensar en el siguiente proyecto, siempre siguió cantando, grabando, porque le dio la gana”, dijo.
Chavela “cambió la forma en que la canción mexicana se escuchaba en el mundo” y logró “abrir espacio a la voz bravía de las mujeres”, aseguró.
Cabe recordar que, “La Chamana” murió el domingo pasado a los 93 años de un paro respiratorio en un hospital de la ciudad de Cuernavaca, al que había ingresado sólo dos días después de regresar al país tras cumplir su último sueño en España, despedirse de Federico García Lorca.
Luego de este festejo fúnebre, el cuerpo de Chavela será incinerado y sus cenizas esparcidas en el cerro del Chalchi, cerca de Tepoztlán, Morelos, lugar que eligió la intérprete como residencia.
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