Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
De Grandes pensadores
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Con todo el alboroto que ha rodeado a la política durante las últimas 3 a 4 décadas, se ha convertido en una tarea difícil decir qué palabras de los políticos vale la pena escuchar y cuáles deben ser encerradas en un ataúd.
Al igual que de algunos comunicadores.
Sin embargo, en medio de todas las falsas promesas e ideales sin sentido aún conservamos algunas líneas que se destacan como oro absoluto, en la política y en otros campos. Como este:
Don Porfirio Muñoz Ledo –quítale el don, Ravelo, nos diría—la pronunció ayer, al renunciar a la presidencia de la Cámara de Diputados:
“Se puede pasar a la historia sin tener poder”.
Digno contraste de otros dos, ahora también expresidentes:
“El que al mundo vino. Y no toma vino. Entonces a que carajos vino”: Fecal.
“Y yo, por qué. Pregunten al nobel José Luis Borguéz”. Chente.
La risa no cesa por el consejo a los del PRI que en 2019 llegó a los noventa años el 4 de marzo, y que lo hace público el libro “Desastre” de Roberto Rock, página 224:
“Todo ser que llegue a los noventa años: debe disponerse a morir con la mayor dignidad”.
Ay nanita, diría el colega Ricardo Solís y los nonagenarios.
De otros serios:
Abraham Lincolnen su carta, fechada el 18 de julio de 1864, el penúltimo año de su presidencia, a su elegido Secretario de Defensa, Edward Stanton, el hombre que cambió la nación reveló sus verdaderos sentimientos sobre el trabajo duro, así:
“Mi padre me enseñó a trabajar; no me enseñó a amarlo «.
Herbert Hoover En 1936, unos años después del final de su presidencia, se dirigió a la Conferencia Republicana en Lincoln, Nebraska. Tuvo un momento de claridad con respecto a la economía y compartió con nosotros algunas palabras sabias.
«Bienaventurados los jóvenes, porque ellos heredarán la deuda nacional». Palabras que siguen siendo ciertas hoy en día.
Suponemos que el ex presidente Bill Clinton compartió una opinión similar con muchos otros residentes de 1600 Pennsylvania Avenue, porque una vez dijo:
«No sé si es la mejor vivienda pública en Estados Unidos o la joya de la corona del sistema penitenciario». Cierto, compartimos, una gran ironía.
En una entrevista con el presidente número 41 de los Estados Unidos, George HW Bush y Bárbara Bush, se le preguntó a la primera dama si aún pensaba que su esposo era el hombre más guapo de los últimos 50 años. Ella respondió de manera rápida y honesta.
«Sí. Pero mi vista ya no es lo que era». Lo único que su esposo pudo decir en respuesta fue: «Golly».
Mientras explicaba su profesión durante una entrevista con The Washington Post el 12 de noviembre de 1967, el senador de Minnesota Eugene McCarthy encontró que la mejor manera de describirlo era con una analogía.
“Estar en la política es como ser un entrenador de fútbol. Tienes que ser lo suficientemente inteligente como para entender el juego y lo suficientemente tonto como para pensar que es importante».
No es el mejor cumplido para los entrenadores de fútbol, pero sí preciso.
Luego les platicamos de otros cinco. También ajenos. A los nuestros