Imperativo, estudio y reflexión sobre IA en la justicia: Guerra Álvarez
Dejemos la tristeza
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Un empate entre Washington, México, y Canadá, sería, al menos, justo. Esperemos confiados en nuestro jugador estrella, “el mañanero”
A reir.
A un abuelo que camina por una calle de la zona roja, una mujer de un centro de entretenimiento lo llama con burla, y le dice: –
«Oye abuelo, ¿por qué no entras a pasar un buen rato?»
El hombre mayor le responde: –
«No, señorita, gracias pero ya no puedo»
La mujer le dice: – «¿Por qué no vienes y lo intentas?» El nonagenario entra y lo hace como si fuera un joven de 20 años. –
«¡Vaya! dice la mujer. Y decía que ya no podía…»
El hombre le dice: –
«¡Lo que ya no puedo es pagar, porque me han recortado la pensión!»
Un hombre rico de 80 años se casó con una hermosa joven rubia de 25 años.
Después de un año de matrimonio, la lleva al hospital para dar a luz. Sorprendido el médico le pregunta: –
“Señor disculpe la pregunta pero ¿es su hijo?”
“Claro que es mi hijo, el motor todavía funciona», responde orgulloso el anciano.
Al año siguiente la mujer de nuevo queda embarazada y el marido la lleva al hospital para dar a luz por segunda vez.
El mismo médico la atiende y le dice al anciano:
“Me tiene impresionado otro bebé y a su avanzada edad”
A lo que el varón le responde orgulloso:
“Doctor, el motor todavía funciona”
Unas horas más tarde, el médico sale de la sala de partos, y le dice:
“Bueno, señor, es necesario que cambie el aceite del motor, porque este bebé le nació de otro color”
Un monje se encontraba sentado al lado de un vaquero texano en un vuelo de México a Texas.
Cuando el avión ya estaba en el aire, la azafata comenzó a pasar por los asientos con el carrito de las bebidas y preguntando qué es lo que deseaban beber.
El vaquero pidió un whisky doble con hielo y la azafata lo atendió de inmediato.
El monje miró al vaquero con desprecio, él veía el alcohol como algo prohibido.
Sin embargo, la azafata le preguntó al monje si le gustaría tomar una copa.
A lo que el monje respondió con disgusto:
No señorita, prefiero ser violado por prostitutas descaradas que dejar que el licor toque mis labios.
El texano devolvió su bebida a la señorita y le dijo:
¡Yo también!…No sabía que podíamos elegir otras opciones.
-Un hombre acude a la iglesia y le dice al sacerdote:
«Buen día padre, quería ver si me bautizaba a mi perro» – «¿Pero qué dices?
Los perros no se bautizan, lo puedo bendecir el día San Antonio, pero nada más», le responde el padre indignado. –
«Padre, por favor yo quiero que lo bautice, mi perro es parte de la familia. Además quiero decirle que si lo bautiza le dejaré un donativo de $20,000 dólares para la iglesia»
El padre se queda pensando y le dice: – «Bueno, pero tráelo ahora rápido»
Entonces el padre bautiza al perro.
Al mes llega el señor obispo de visita a la iglesia y le dice al padre: –
“Me habías dicho que no había dinero en la iglesia, pero acabo de revisar las finanzas junto con el contador y me dicen que todo marcha sobre ruedas” –
“Señor obispo, le voy a decir la verdad, un hombre me pagó para que bautizara a su perro y pues acepté”, dijo el padre apenado. –
“¿Qué, cómo que aceptaste? Está prohibido darle sacramento a un animal, pero ya lo hiciste y dime ¿cuánto te pago? –
“$20,000 dólares”
El obispo cambió de inmediato su actitud y ya más tranquilo le dice: –
“Y bueno ¿no te dijo nada de la primera comunión?”
Nos manda un ofrecimiento el abogado Gabriel.
“A partir fe hoy dejaré de beber, porque hace daño a la larga. Me lo confirmaron. Y ese organo es muy importante para mí”.
Una familia iba de vacaciones en el automóvil familiar. La suegra no dejaba de gritar, molestar y era algo insoportable. El esposo estaba enfurecido por la reacción de la suegra.
Llegó al punto máximo de enojo así que detuvo el auto, se bajó, abrió la cajuela y le dijo a su suegra:
¡Bueno pues suegra, si tanto quiere, venga a sentarse aquí adelante con nosotros!
Llega un hombre con un ataque de ansiedad al psicólogo y le dice: – Me siento muy ansioso, tengo ya tres semanas de soñar que mi suegra quiere comerme pero viene montada sobre un cocodrilo gigante. –
¿Está seguro sobre el sueño? ¡Sí! Me da terror de solo recordar esos ojos amarillos saltones, su piel escamosa, su tamaño enorme y esos dientes tan afilados. – ¡
Qué terrible!
¡Espere doctor, que no he terminado de contarle todo el sueño, ahora le describo el cocodrilo
Eduardo sale de casa con mucha prisa y al ver un lugar vacío cerca de su trabajo, estaciona su auto. Satisfecho por la suerte que tuvo al encontrar un buen sitio, se retira.
En eso llega un policía de vialidad y le dice:
”Señor, no puede dejar su auto en ese lugar, no sé si lo notó pero lo ha estacionado justo frente a la Cámara de Diputados y Senadores, y en poco tiempo terminará la sesión y saldrán del recinto, por lo que tenemos que ser precavidos”
A lo que Eduardo le responde: – “No hay problema señor policía, mi auto tiene alarma satelital y está asegurado contra robo, no me preocupa lo que le pueda pasar”.
Juan José, un hombre millonario de 60 años, aparece un día en el club de golf con su nueva esposa, una ardiente joven de 28 años.
Sus amigos están asombrados.
«No hay forma de que alguien tan joven y atractivo esté de acuerdo en casarse con un viejo como tú. ¿Cómo lo lograste?»
«Es simple», dice Juan José, «le mentí sobre mi edad».
«¿Le dijiste que tenías 50 años?» preguntan sus amigos.
Juan José niega con la cabeza.
«¡No hay forma de que pueda creer que tienes 40 años!». Ellos exclaman. Juan José vuelve a negar con la cabeza.
«Entonces, ¿cuántos años le dijiste que tenías exactamente?» Juan José sonríe y dice «le dije que tenía 85».
Un arquitecto que estaba de vacaciones en la Riviera conoció a un viejo amigo abogado y le preguntó qué hacía allí.
El abogado respondió: “¿Recuerdas ese pésimo inmueble que compré? Bueno, se incendió, así que aquí estoy con las ganancias del seguro contra incendios. Y tú ¿Qué estás haciendo aquí?» El arquitecto respondió: “¿Recuerdas esa pésima propiedad inmobiliaria que tenía en Mississippi? Bueno, el río se desbordó y aquí estoy con los ingresos del seguro contra inundaciones «.
El abogado pareció desconcertado. «Vaya», preguntó, «¿Y cómo lograste provocar una inundación?»