Teléfono rojo/José Ureña
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Por supuesto que tiene razón el licenciado, escritor, periodista y político Miguel Alemán Velasco, cuando él acaba de cumplirlos:
“La vida empieza a los 90”.
Al respecto en El Universal publicó una crónica, “sabrosísima”, el primer hijo del presidente Miguel Alemán Valdés, que no tiene desperdicio.
Razón por la cual publicamos, sin quitarle una coma, tal cual:
“El 18 de marzo de 1932 le llegó un telegrama a mi padre, que estaba en campaña, informándole que había nacido su hijo Miguel.
Desde entonces he tenido la fortuna de vivir la historia en carne propia.
Eran tiempos convulsos. El presidente Ortiz Rubio intentaba gobernar bajo la sombra del Maximato de Plutarco Elías Calles, y la huella fresca del asesinato de Álvaro Obregón por violar el principio intocable de la No Reelección.
Mi madre tejió una familia unida. Con mis hermanos Beatriz y Jorge compartí juegos, travesuras y merecidos castigos.
Así conocí a los actores más diversos de las páginas de la historia del siglo XX: Kennedy, De Gaulle, Mao, Fidel Castro, Babe Ruth y muchos más.
La política era el tema de la casa. La transición de la nueva forma de gobierno llevó muchos años. La transición del Maximato de Calles al régimen de Lázaro Cárdenas estableció reglas permanentes para una sucesión presidencial pacífica, programada
constitucionalmente y con la preeminencia de la autoridad gubernamental ante el ocaso de los caudillos revolucionarios.
La vida política de mi padre no fue obstáculo para mantener una vida de familia con una formación sólida y valiosas lecciones para toda la vida.
Elegí estudiar Derecho en la UNAM. Mi tesis fue sobre Derecho Aéreo que, con el periodismo y la política, han sido las grandes pasiones de mi vida. Como hijo del presidente fue difícil reconocer a los amigos de verdad.
La mayor de mis satisfacciones inició cuando conocí a Christiane y nacieron mis hijos y mis nietos. Desde entonces mi vida comienza cada día que veo la luz de la mirada de Christiane al amanecer.
Con el ejemplo de nuestros padres construimos una familia unida para compartir las alegrías y los fuertes retos de nuestro tiempo.
A mis nietos y bisnietos les platico que he conocido a 17 presidentes de México, 15 presidentes de los Estados Unidos, 8 Papas, en especial al Papa Juan Pablo II que bautizó a mi nieta Carla, 7 presidentes de Francia, y que me distinguieron condecoraciones de Francia y Panamá.
Mi pasión por la lectura me obligó a escribir textos legales, una larga lista de trabajos periodísticos y editoriales, así como novelas, una de ellas la llevé al cine.
Con entusiasmo fuimos pioneros de la televisión en México. Con Televicentro, Telesistema Mexicano y Televisa transmitimos entretenimiento, música mexicana, telenovelas, deportes, toros, cultura y noticias con producciones de fama mundial.
A la muerte de mi padre incursioné en la política. Fui embajador para asuntos especiales en años previos al TLCAN. Desempeñé diversos cargos en el PRI, fui Senador de la República en la legislatura que ratificó el TLCAN, y Gobernador de Veracruz, donde promulgamos la nueva Constitución 2000 en un clima de alta seguridad pública.
Fui uno de los fundadores de la Conago y del foro internacional “México Cumbre de Negocios”.
Al cumplir 90 años, recuerdo con frescura mi conversación con Shimón Peres, quien a los 91 años me dijo: “Un hombre se mide más por sus proyectos futuros que por sus éxitos del pasado”.
Y como rúbrica, añade con el gerundio Despegando:
“En 1911 se inauguró el aeródromo en los llanos de Balbuena, decían que estaba muy lejos.
Y en 1952, cuando el Presidente Miguel Alemán inauguró el edificio principal del nuevo Aeropuerto Central (hoy Terminal 1), no faltó quien dijera que era un elefante blanco”.
Miguel, buen amigo nuestro desde la campaña presidencial de su papá,tiene su domicilio en Ciudad Satélite, a cuya casa llega siempre en helicoptero.
Se ahorra el Uber.