Escenario político
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Vaya el primer intelectual y amigo nuestro por supuesto, que hace una acusación justa y llena de pragmatismo y gracia.
Repetirla estimula a quienes aún creemos en la cultura. Y creemos en la veracidad de quien escribe.
Bueno, de casi todos.
Ramón Ojeda Mestre, acusa, solemne abierta y claramente, en nombre y representación de todos los viejos, adultos mayores, carcamanes, chochos, senectos y apolillados inscritos en la tercera edad, en Inapam, o en las especies en vías de extinción, seamos o no abuelos o bisabuelos, como el que esto digitaliza y teclea febrilmente.
Se niega absoluta y categóricamente a reconocer como un emperador, a esta Pandemia, pancemia, epidemia, plaga o flagelo infernal, y por tanto se niega a espetarle
¡Ave Caesar, morituri te salutant! Como nos enseñó el buen Suetonio en “Los Doce Césares”.
Sí, yo acuso al Coronavirus, al que, en adelante, en este textículo, llamaré indistintamente Covid19 o Che Virus, digo, lo acuso y señalo por su nombre o por sus alias, donde quiera que se encuentre o esconda, lo declaro como no presuntamente culpable de varios delitos y conculcaciones de las leyes internacionales, tratados y códigos nacionales.
Exijo que no se aplique el principio de “In dubio pro reo” sino el de Justiniano que claramente expresa: «Properandum nobis visum est, ne lites fiant pæne immortales, et vitæ hominum modum excedant, cum criminales quidem causas iam nostra lex biennio conclusit; et quum pecuniariæ causæ frequentiores sunt, et sæpe ipsæ materiam criminibus creare noscuntur.”
En primer lugar, lo acuso de terrorismo internacional, pues es cierto como lo es que ha sembrado el pánico en muy diversas partes del mundo, de manera incuestionable, por sí o a través de múltiples personas de angostura intelectual diversa o de ensanchadas entendederas y utilizando voceros mala fide, bona fide o bonafont.
Más aún, lo acuso antes las Cortes internacionales competentes e incompetentes de Genocidio, de parricidio, uxoricidio, filicidio, feminicidio y similares, sin descontar posible infanticidio y magnicidio en grado de tentativa.
El Che Virus es también imputable de violencia intrafamiliar, de ataques a las vías generales de comunicación, de usurpación y de privación ilegal de la libertad, de lesiones que tardan en sanar más de seis meses, ¿Alguien duda de acusarlo de delitos contra la salud? Díganlo ahora, o callen para siempre. Alcen su mano pecadora. No, esa no, la otra
También ha cometido el acto tipificado antijurídico y culposo de robo, de la tranquilidad, de robo de los bienes económicos y sicológicos, de ataques a la economía que cuestan ya miles y miles de billones de pesos, euros, dólares, libras y bitcoincitos por todo el mundo.
Sí, bella y distante lectora y ventrudo y reptante lector, yo acuso al Covid19 de lesa humanidad, de alevosía, ventaja y traición, pues de buena fe lo dejamos entrar disfrazado de buen viajero o viejero, o vaya usted a saber quién nos lo vaya a pegar.
Yo sí se quien se la pegó a usted, pero no puedo decirlo.
Yo te acuso, maldito Che virus, de acoso sexual y violaciones agravadas, de daño ambiental gravísimo y de adulterio.
Esto último no sé por qué, pero ya encarrerado el ratón, le saca la lengua al gato.
En conclusión, le solicito a este colectivo ecuánime que el Ano Roc volteado, sea condenado a muerte súbita, sin derecho a Gel y que sea ahogado en mezcal purísimo de 48 grados, como el que bebe don F y escocés, una a la una, don Carlos.
He dicho. No sigo escribiendo –permitimos el gerundio– pues percibo un ataque de expectoración deshidratada y cefalea. ROM.