Visión financiera/Georgina Howard
Debo agradecer al abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes platicarnos la actitud, digna, respetuosa que honra a la profesión reporteril del amigo y colega Joaquín López Dóriga. Que enseguida comparto.
Y comunicarnos con el Diario Oficial de la Federación que edita la secretaría de Gobernación, sobre la historia del 20 de noviembre.
Conocimos a Joaquín muy joven cuando ingresó al Heraldo de México creado por Gabriel Alarcón, en los años sesenta.
Y desde entonces, en prensa, radio y televisión, ha destacado, en ascenso. Sin detenerse.
Deferente siempre con nosotros desde que nos conocimos en una asamblea de Canaco en Guadalajara, Jalisco. Su primer encargo como enviado, antes de 1970.
El de unos 20 años. Nosotros catorce más.
Como amigos y colegas siempre. Hemos coincidido en misiones reporteriles en América, Europa, Asía y, claro, la República Mexicana.
Ha sido nuestro traductor en ingles y compartimos datos.
E información, sin escatimar detalle.
En alimentos no. El siempre cubría el consumo. De ambos.
Al meollo.
Qué bárbaro. El líder del pan dijo que “AMLO fue a Washington, a que le jalaran las orejas”.
En su programa de tv, Joaquín López Dóriga, respondió indignado, así:
“Al presidente de México nadie le jala las orejas. Es NUESTRO PRESIDENTE”.
Tiene razón el “Chachín”—así lo hemos llamado con afecto inmodificable y afecto, siempre. Y nosotros tras aplaudirlo, añadimos con verticalidad:
Pobres panistas. Para no usar otros adjetivos pertinentes.
Y sigamos con el 20 de noviembre, que entre paréntesis espléndida ceremonia en el zócalo, de nuestras fuerzas Armadas. Las tres: Defensa, Marina y Fuerza Aérea, que también disfrutamos en la computadora.
Día de fiesta y solemne para toda la Nación. La Bandera Nacional deberá izarse a toda asta nos recomienda el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
Nos proporciona la razón, oficial, pero sabida por todos los mexicanos patriotas.
El 20 de noviembre se conmemora el inicio de la Revolución mexicana en 1910, acontecimiento central de nuestra historia.
Puso fin al gobierno dictatorial de Porfirio Díaz y sentó las bases para el desarrollo político, social y constitucional de México en el siglo XX.
En respuesta al Plan de San Luis, promulgado por Francisco I. Madero el 5 de octubre de 1910, a efecto de tomar: “las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan”, el 20 de noviembre se dieron levantamientos aislados, pero significativos del inicio de la lucha por la democracia que convocaba Madero.
En Chihuahua, Toribio Ortega se sublevó con 18 hombres en la región de Ojinaga.
Guillermo Baca y sus hombres atacaron la plaza de Hidalgo del Parral.
José de la Luz Blanco hizo lo mismo en Ciudad Guerrero.
Pascual Orozco asaltó la casa del jefe de seguridad pública en San Isidro.
Francisco Villa y Ceferino Pérez, bajo las órdenes de Cástulo Herrera, lograron reunir alrededor de doscientos hombres, operando con éxito en Chihuahua.
En la comarca lagunera, Sixto Ugalde, Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra y otros correligionarios combatieron en la ciudad duranguense de Gómez Palacio.
En Culiacán, Sinaloa, Ramón F. Iturbe y Juan Banderas atacaron la guarnición federal.
En Veracruz, Rafael Tapia hostigó a la guarnición de rurales en los límites con Puebla.
Así lo hicieron también Cándido Aguilar y Rosendo Garnica en Paso del Macho.
En el Distrito Federal, Puebla, Jalisco, y en varios lugares más del centro del país, el 20 de noviembre concluyó en completa calma.
En la capital de la República, los jefes maderistas que planeaban encabezar la rebelión estaban encarcelados.
En Puebla, el levantamiento armado fue sofocado dos días antes, con el asesinato de Aquiles Serdán.
Madero, por su parte, se encontraba a orillas del Río Bravo y fracasó en su intento de pisar territorio nacional por la poca gente que logró reunir.
No obstante, el levantamiento continuó en Chihuahua y pronto se extendió a buena parte del territorio nacional.
El gobierno de Porfirio Díaz no fue capaz de contener un levantamiento armado que pronto se transformó en una revolución popular, masiva y mayoritariamente rural, que luchaba por las libertades políticas y por el derecho a la posesión y el usufructo de la tierra.
El gobierno del dictador Díaz fue derrotado militar y políticamente por la revolución y tuvo que renunciar a la presidencia de la República, en mayo de 1911.
Desde 1911, en varios lugares del país se conmemoró el 20 de noviembre como el inicio de la Revolución.
En 1936, el Senado de la República promulgó el decreto que instituyó la fecha como una conmemoración nacional, que cumple 111 años. Hoy.
Viva México y honremos a los hombres que enumero este día, desde el kiosco, fuera de Palacio Nacional, nuestro Presidente.
A quienes recibieron galardones y ascensos por su contribución al pueblo de México. De donde emergieron.