Observar a la abogacía/ José Antonio Bretón
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Al final, un pueblo en vilo, que nos platica Fernando Alberto Irala Burgos, con excelencia.
Insistimos que de las mujeres y con ellas aprendemos diario.
Por ejemplo hoy que la doctora, escritora, poeta y terapeuta, doña Rosa Chávez Cárdenas, nos explica el significado de un verbo:
El acto de procastinar se lleva a cabo en varias áreas: en la pareja, la familia, el trabajo, a nivel macro, en los gobiernos, por poner un ejemplo.
El término procrastinar consiste en posponer las tareas importantes, a pesar de muchas de ella no son ni si quiera difíciles. Todo está puesto en la mesa, el tiempo, la ocasión y aun así lo posponen.
Puede ser que sean tantas las tareas postergadas que no saben ni por dónde iniciar.
Con tareas no solo me refiero a las tareas escolares y a los proyectos que realizan los universitarios, son todas esas pequeñas labores que tenemos que realizar en casa y en el trabajo que cada uno desempeña.
Por poner algunos ejemplos.
Se quejaban unos papás de su hija estudiante de medicina, La única tarea que tiene en casa es mantener limpia su recámara, respetaron su espacio, pero cando se dieron cuenta tenía 2 meses sin lavar la toalla y las sábanas de su cama.
La madre que es muy obsesiva con la limpieza estaba tentada a poner orden, su esposo le recordó que era un pacto que habían hecho con ella.
Uno de los mayores retos de la productividad se atora en la productividad humana, la procastinación, es el mal hábito de postergar actividades que deben atenderse.
Se aprende en casa y en la cultura que vivimos.
A pesar de que las escuelas se enfocan en el hábito de entregar sus tareas en tiempo y forma.
Otro ejemplo.
José labora en una empresa transnacional de esas de Silicon Valley, como ingeniero encargado le encomendaron un proyecto, tardó días postergando, le daba vueltas, hasta que llegó la fecha de la entrega.
Se la pasó cinco días pegado a la computadora, dormitaba frente al aparato, comía un lonche y casi ni bebía agua.
El día que entregó el proyecto, el estrés se salió de control, como una explosión, rompió objetos, gritaba fuera de control
El jefe se asustó y llamó a un psiquiatra. En la evaluación declaró que ya no podría laborar en la empresa que padecía crisis psicótica.
La esposa pidió que yo lo atendiera, sugerí le facilitaran una semana de vacaciones, le dieron dos. En ese lapso se recuperó.
El metro de la Cd. De México, si hubieran tenido más cuidado desde su construcción y le hubieran dado mantenimiento, seguramente no estaría sufriendo la tragedia.
Es un gran problema dejar sin importancia el mantenimiento.
En la familia muchos son procastinadores crónicos de hecho, todos lo saben y lo refuerzan.
No asiste al médico hasta que los estudios dicen que necesita diálisis, cuando el cáncer ya está en etapa terminal.
Incluso procastinan en ponerse de acuerdo, en el caso de las herencias de los padres que fallecieron intestados, los hijos no logran ponerse de acuerdo en cuanto a los bienes.
Se dividen, recurren a alianzas, la madre queda triangulada por los hijos, hasta que llegan al límite brutal, dejan salir la violencia entre hermanos y el juicio se vuelve un problema legal largo y costoso.
En el caso de las parejas en proceso de divorcio, el ego lastimado, no dan su brazo a torcer, se reúnen en terapia, con el abogado y no logran ponerse de acuerdo.
Amenazan con quedarse con los hijos y los bienes; el dinero se les va en juicios y todo por la lucha de poder.
El tema se debe enfocar al diálogo, a la toma de consciencia y al deseo de superar y dejar de procastinar, encontrar las herramientas materiales y humanas para lograrlo.
Juan de 50 años, acusaba a su hijo de procastinar las tareas y proyectos en la universidad, no se daba cuenta que el le mencionaba todos los días.
“Eres igualito a mí, por eso no pude asistir a la universidad con trabajos terminé la prepa. Tu vas por el mismo camino”.
Como va a avanzar el hijo si el padre se proyecta en su hijo y constantemente le está reforzando aquello que quisiera que desaparezca.
Somos animales de costumbres de manera que muchas tareas las realizamos en automático.
Muchos funcionan bajo presión, otros se estresan y no dan una.
Lo importante es tomar consciencia de lo que quieren cambiar, tomar un descanso, practicar ejercicios de respiración.
Incluso en el hábito de beber, fumar, bajar de peso.
Se necesita un grado de autocontrol y un buen nivel de autoestima, si no pueden solos buscar ayuda y proponerse un cambio de 21 días, hasta que logren vencer la resistencia.
Pueblo en vilo
En unos pocos días, San José de Gracia se ha vuelto tristemente célebre.
Escenario de un fusilamiento masivo perpetrado por un
grupo de criminales que se dio el lujo y el tiempo de llevarse los cadáveres y lavar los rastros –el río de sangre descrito por una voz anónima—, ese pequeño pueblo es un dramático ejemplo de lo que ocurre en un lugar copado por el narcotráfico, pero visto de manera panorámica es también descripción de lo que sucede en vastas áreas del territorio nacional.
Hasta antes de ello, San José de Gracia se había vuelto más o menos conocido en la cultura nacional por un singular libro del insigne historiador Luis González, publicado hace más de medio siglo con un título que ahora resulta profético:
“Pueblo en vilo”.
Escrito casi como un divertimento, su autor empezaba por advertir que ese pueblo “figura en muy pocos mapas y en poquísimos se ubica bien”; “es un punto ignorado del espacio, el tiempo y la población de la República”.
También de manera profética concluyó en aquellos tiempos ya lejanos:
“Ahora es una comunidad en vilo, en situación insegura, inestable, frágil, precaria, de quita y pon, prendida con alfileres, en tenguerengue, en falso, sin apoyo
en la tierra”.
Así transcurre actualmente la vida de millones de mexicanos, en pueblos y ciudades en que el crimen organizado dispone de la vida y las rutinas de la población, copta policías y autoridades, extorsiona a comerciantes y productores, controla rutas de entrada y salida, y se apodera de la economía y la política a todos los niveles.
Ni las policías locales, disminuidas, sin capacitacion, mal armadas y peor pagadas; ni las policías estatales en similares
situaciones; ni el Ejército distraido en labores de albañilería y
construcción ferroviaria; menos la Guardia Nacional, novisima entelequia resultado de los afanes destructivos en boga, sirven
a la hora de la hora para proteger a la comunidad o perseguir a los delincuentes, ni siquiera los disuaden.
Así está todo el país, y cada vez peor. Hemos convertido
a México en un pueblo en vilo.
Sí don Fernando: todos con nuestras discrepancias medioevales.
Mañana no hay que dejar de pensar, como ayer, hoy y siempre, en la mujer. Ellas deberán, con nuestro apoyo, salvarán al mundo.