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Juego de ojos
Respetable párroco
Carlos Ravelo Galindo, afirma.
Nuestro venerable amigo el sacerdote Francisco Maldonado Hinojos cumplió cuatro años como párroco de la Iglesia del fraccionamiento La Florida, en Naucalpan, Estado de México.
Discípulo del Cardenal arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, ha sabido unir a los colonos con su prédica sabia.
Siguió el ejemplo de sus antecesores, los padres, diocesanos como él, Pedro Mata Camacho y Juan Manuel Villa Ceballos. Y como a ellos, se le respeta, admira y quiere.
Y otro agradable mensaje, que acabamos de leer: “Gracias papá:
Por estar en primer día y contagiarme tu alegría.
Porque a mamá la comprendiste algunas noches, sé que no dormiste.
Papá no dormiste, papá, por ser caballo en nuestros juegos. Porque pisaste varios legos por tu apoyo en el beis, karate, piano. Y al futbol viniste, papá. Siempre fuiste papá, porque me ayudaste con estudios y deberes, me enseñaste todo lo que se de las mujeres. Bueno, casi todo. Financiarme mucho, ser mi chofer sin pereza. Fuiste tú quien me invito la primera cerveza. Eres guía, eres amigo. Y aunque nunca te lo digo. Gracias papá. Gracias papá por enseñarme a ser valiente, generoso con la gente y aunque todo se vea terrible saber que con amor todo es posible.
Todo es posible papá. Gracias papá, Gracias papá”