Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Despegar la mente en primavera
Antes de que nos reclamen por el nombre del autor, confesamos que se trata de la doctora, escritora, poeta y, claro, periodista, doña Rosa Chávez Cárdenas, a quien con afecto inmodificable llamamos Lechucita.
Nos dice desde Guadalajara, Jalisco, en donde tiene su clínica:
Estamos agobiados, preocupados, con tristeza y frustración con la guerra de Rusia contra Ucrania.
Además, la incertidumbre, no sabemos que es lo que sigue en este conflicto.
La sobre carga noticiosa genera ansiedad, muchos no identifican que es real y que es noticia falsa de todo lo que está publicando Rusia para confundir y justificar la destrucción.
Está muy lejos de América dicen algunos, no importa que esté al otro lado del mundo, ver la destrucción de su país, las muertes de personas inocentes, la separación de su familia y los afectos a la economía.
Es una pena que los lideres se enfermen tanto de poder al grado de psicopatía, pierden los sentimientos de compasión y de culpa por los seres humanos.
Son tiempos de viajes al espacio pagados por millonarios gracias a la tecnología, pero también vemos la degradación de los seres humanos por los líderes enfermos de poder y ambición.
No dejo de observar a esos seres humanos y las organizaciones que buscan la manera de ayudar en sus necesidades, se arriesgan a llevar alimentos, ropa, medicinas, transporte para que salgan del país y ponerlos a salvo.
Es un hecho, no quieren declarar el fin de la pandemia, no les conviene, las ganancias son enormes, el miedo es el mejor vendedor.
Tenemos mucho por remar en aguas turbulentas: los fallecimientos, el duelo, la inflación, la pérdida de empleo, el encarecimiento de los productos y los bajos salarios.
En una encuesta llevada a cabo en E.U. para la Asociación Estadounidense de Psicología, las tres mayores fuentes de estrés en la población en este momento son: la guerra de Rusia contra Ucrania, los problemas de la cadena de suministro y la inflación.
El panorama no está nada agradable, pero nos conviene aprovechar la llegada de la primavera para hacer un recuento de los daños y volvernos a conectar con las personas y las cosas que nos brindan propósito y alegría.
El 20 de marzo es el Día de la Felicidad según la ONU.
En esa tónica celebramos en un taller que llevé a cabo. Hicimos una introspección de una situación que nos hace feliz y la escribimos en un papel y la pegamos en la pared.
Cuando fuimos a comer a un restaurante invitamos a los comensales a unirse a cantar la canción de la “felicidad” (autor el Pirulí) fue algo que nos recargó las pilas, el efecto nos duró varios días.
Es una manera de contagiar la felicidad, los valores como la solidaridad, la empatía a los que nos rodean, resulta una gran vitamina.
En estos tiempos necesitamos contagiar la actitud mental positiva no dejarnos llevar por el miedo, el pesimismo, la ansiedad que disminuye las defensas, causa déficit de atención, inseguridad y pérdida de confianza en sí mismo.
Aquí les dejo algunas recomendaciones para despejar la mente y renovarnos al ritmo de la primavera.
*La atención plena, estar atentos al presente, disfrutar con los sentidos: ver, sentir, escuchar y saborear los manjares de la naturaleza y las manos que los preparan.
El autocuidado, la alimentación, el sueño y practicar ejercicio. *Examina tu pasado, ordena tu presente; revisa como inviertes el tiempo, la energía y las finanzas.
Se pierde mucho tiempo en las redes sociales, date cuenta si vale la pena. Puedes estar perdiendo el tiempo en cosas equivocadas.
Si no sabes lo que quieres nunca estarás satisfecho con lo que tienes y donde trabajas.
*Reduce la sobrecarga de información, revisa el consumo de noticias. ¿Qué estarías haciendo en lugar de ver TikTok, Instagram, Facebook? *Limpia, pon en orden tu espacio.
El desorden impide el pensamiento, tiene un efecto distorsionador que repercute en sus emociones y en la productividad.
*Reconecta con las personas. Somos seres sociales, necesitamos el contacto con otras personas.
Los abrazos elevan la hormona la oxitocina, también con los vínculos afectivos con otras personas, un abrazo, un masaje, una comida deliciosa, una conversación agradable, bailar, cantar.