Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Los bandoleros sociales (dos y fin)
Don Fernando Calderón nos dice que en diciembre de 1856 se suscitaron una serie de asesinatos en Yautepec y en las haciendas de San Vicente y Chiconcuac, ambas propiedades del español Bermejillo.
Causados por los plateados de tierra caliente con los que imperaba la ley del más fuerte y estos hicieron del delito un modo de vida.
Habían transcurrido casi cuarenta años de la Independencia de México y estos bandidos sembraban el terror en caminos y pueblos de Morelos. Aparecieron en la mitad del siglo 19 y este era su principal puesto de operación.
Los poderes estatales tenían dificultades para contener los actos vandálicos.
Dicha problemática origino que por decreto, el 7 de junio de 1862 el Estado de México se dividiera en tres distritos militares. El tercero abarcaba Cuernavaca, Cuautla, Jonacatepec, Tetecala y Yautepec.
Las autoridades militares estaban encargadas de designar gobernador militar, tribunal y jueces durante cinco años en cada uno de los distritos.
Al triunfo de la Republica, en 1867, los pueblos levantaron actas para solicitar al Congreso de la Unión la vigencia del tercer distrito hasta que se conformara un nuevo estado.
El gobierno Federal tomo la resolución de crear nuevas entidades en esa parte del territorio.
Por decreto del 17 de abril de 1869 fue erigido el estado de Morelos.
El historiador Enrique Krause consciente de todos los sucesos de los plateados los describe así: todos vestían riguroso traje de charro con botonaduras de plata, un águila bordada en la espalda, monos o bufandas de colores vivos, botas vaqueras y espuelas de plata.
Sus jefes, como Salome Plascencia, tenían como nota distintiva la elegancia. Usaban camisa de Bretaña bordada, botas de campo que escondían puñales y grandes y hermosos sombreros .
Los plateados aunque estaban divididos en partidas, cuando así las circunstancias y sus intereses lo exigían, se ponían de acuerdo para actuar.
Estos bandidos destacaron en el plagio, robo, asalto a diligencias, rapto de mujeres, venta de protección a las haciendas, el asesinato, secuestro y tortura.
Sobre su origen hay muchas versiones. Se relacionan en general con la nula recompensa que dieron algunos generales liberales a las tropas voluntarias después de la derrota de los conservadores. Estos ex soldados se convirtieron en bandidos.
El miedo en muchos pueblos originó que estos los apoyaran. Sin embargo algunas poblaciones no lo hicieron como Atlacahualoya y Santo Domingo Ayocluicha que estuvieron en contra.
También surgieron justicieros que tenían facultades para perseguir a los bandidos, entre ellos destacan Martin Sánchez Chagollán y Rafael Sánchez.
El primero es personaje que surge en el Zarco (obra escrita en 1865 y publicada en 1901) y se tituló los plateados de tierra caliente.
Martin Sánchez era para Altamirano la indignación Social hecha hombre. Veía con recelo a todos los que usaban sombreros con adornos de plata y como sus sospechas eran de temerse, los sombreros sencillos y obscuros se pusieron de moda en Yecapixtla y demás zonas donde operaba.
A partir de 1867 después del triunfo de la República las noticias de los Plateados comenzaron a ser escazas.
Se distinguieron en una época por matar franceses.
Aquí vale la pena en establecer una analogía con la novela del médico y maestro doctor Gregorio Marañón llamada Juan Martin Diez el Empecinado que también se distinguía por lo mismo. Nos agrega nuestro traumatólogo y amigo Calderón Ramírez de Aguilar.