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Libros de ayer y hoy
La confusión mental
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Claro que debemos calificarlo como confusión mental.
Pero de manera alguna ofensivo lo expresado por el escritor NachoTaibo. Porque todos, los que ahora se rasgan las vestiduras y como él, lo hacen cotidianamente:
Dicen, escriben, pronuncian cada “leperada”, que ya hasta los niños las repiten como si fuera regla del castellano.
Y en ese tenor, ante tanta alharaca de los que saben cómo se compone el mundo, invitar al que asume la Primera Magistratura, conformar con ellos un gabinete alterno.
Seguramente, tienen la solución de todo lo que han criticado.
Vaya, concluimos que más que confusión mental, es delirio.
Y qué mejor que una experta nos hable de ello. Y nos de ejemplos.
El delirio es el signo más frecuente de complicaciones médicas y mentales; confunde a los familiares, incluso al personal de atención médica para evaluar los síntomas.
Los signos y síntomas del delirio pueden aparecer de manera repentina o con cierta frecuencia desorientación, imposibilidad de pensar con claridad y fluctuaciones en la consciencia, sentirse somnoliento o, por el contrario, agitado, en ocasiones despiertan con delirios y confusión.
Cuando el delirio aparece abruptamente, indica un problema grave, sobre todo en las personas mayores y los niños; la atención debe ser inmediata.
El delirio afecta al deterioro cognitivo, la manera en que una persona piensa, recuerda y razona. Experimenta confusión, desorientación, incapacidad para concentrarse. Problemas de memoria y cambios en la percepción. Además, puede experimentar alucinaciones auditivas y visuales, experiencias de eventos que en realidad no están sucediendo.
Del tema nos platica la doctora Rosa Chávez Cárdenas.
José, se encuentra en etapa terminal de cáncer, metástasis, es decir que las células cerebrales se propagaron a todo el cerebro. Necesitó transfusión de sangre y enseguida presentó convulsiones.
Actuaba como otra persona con ideas delirantes, incoherencias, síntomas, agravados por la morfina para el dolor. Pocos saben que, posterior a una transfusión de sangre y a un trasplante de órgano, se presentan delirios y confusión.
No es cualquier cosa para él organismo, aceptar otras células, un ADN distinto, es como una invasión de territorio, un shock que requiere vigilancia. Se atribuyen a varios factores, entre ellos, enfermedades agudas y crónicas, principalmente el cambio en el equilibrio metabólico, nivel bajo de sodio y potasio, medicamentos contra el asma y alergias, dolor, infección viral o bacteriana con temperatura elevada, enfermos de cáncer, intoxicación por alimentos, antibióticos y posterior a una cirugía. Un accidente, un asalto y la falta de sueño. En los jóvenes se relaciona con el consumo y la abstinencia de alcohol y otro tipo de drogas.
Síntomas
Los signos y síntomas generalmente aparecen en cuestión de horas o en pocos días, fluctúan a lo largo del día, agravan en la oscuridad de la noche.
Se distraen con facilidad por cosas sin importancia, retraimiento con poca respuesta al entorno, conciencia reducida, incapacidad de mantener la atención sobre un tema, carencia de razonamiento, obsesión, memoria deficiente, confusión, no sabe quién es o dónde está, dificultad para hablar o recordar palabras, y para leer o escribir.
Cambios en el comportamiento
Ver cosas que no existen (alucinaciones), inquietud, agitación o comportamiento agresivo, gritar, emitir otros sonidos. Quietud y retraimiento, especialmente en adultos mayores, movimientos lentos o aletargados y alteración de los hábitos de sueño.
Alteraciones emocionales
Ansiedad, miedo, paranoia, depresión, irritabilidad, ira, euforia, apatía, cambios bruscos de humor de personalidad y agresividad.
Tipos de delirio
Hiperactivo. Es el más reconocible, se manifiesta con inquietud, caminar de un lado a otro, agitación, cambios de humor bruscos o alucinaciones.
Hipo activo. Inactividad o actividad motora reducida, pereza, somnolencia anormal o aturdimiento.
Mixto. Comprende los síntomas del delirio hiperactivo e hipo activo, pasar bruscamente de la agitación a la pereza.
Luis, ingeniero en electrónica, labora en una empresa trasnacional siempre bajo presión. De pronto empezó con delirios, a caminar de un lado a otro y hablar incoherencias. El gerente pidió a un psiquiatra que diera un dictamen.
El médico dijo que lo dieran de baja que estaba fuera de la realidad y que ya no se recuperaría. A pesar de la confusión, Luis reaccionó y pidió el diagnóstico de su psicóloga; me llamaron, me di cuenta que los síntomas eran consecuencia de un estado agudo de estrés, la presión por terminar un trabajo, llevaba una semana sin dormir y mal comer.
Pedí le dieran una semana de vacaciones y posteriormente evaluáramos. Le dieron dos semanas, viajó a la playa y regresó muy relajado; le sugerí que pusiera una plantita en su mesa de trabajo. Llegó con un pescadito, todos los observaban y rumoraban entre ellos “ya regresó el loquito”.
En la esquizofrenia, las personas que padecen un trastorno esquizofrénico presentan diferentes tipos de síntomas como delirios; entre los 16 y 18 años puede presentarse la primera crisis; no obstante, ningún síntoma es específico de la esquizofrenia.
Los síntomas característicos de la esquizofrenia se clasifican en tres categorías: positivos, negativos y de desorganización.
Los positivos añaden algo a la vida de las personas, como alucinaciones y delirios.
Los negativos son los más notorios, pérdida de hábitos e intereses, apatía, tendencia al aislamiento, dificultad de atención, descuido personal
Y los de desorganización afectan al pensamiento que puede estar alterado, la agresividad y la incapacidad para valerse por sí mismo.
Estos son las recomendaciones de la doctora Chávez Cárdenas:
No sedar de inmediato ni dar medicamento para bajar la temperatura a quienes presentan delirios hasta evaluar la gravedad ya que puede enmascarar un problema grave, como meningitis o pulmonía.
En el caso de una crisis psicótica, no apresurarse a internar en un psiquiátrico o aplicar electroshock hasta ser evaluado por un especialista de confianza.
Anotar los factores de riesgo que pueden desencadenar un episodio: procedimientos invasivos, ruidos estruendosos, alguna crisis familiar, la muerte de un ser querido. La poca iluminación o ausencia de luz natural puede empeorar la desorientación.
Los hábitos de sueño, el cuidado personal, la alimentación, el ejercicio son inversiones para evitar agravaciones de salud, como un coma diabético.
No sobreproteger al enfermo, ayudarlo a que vuelva a sus rutinas habituales, que pierda el miedo, que practique ejercicio y que socialice.
Reiteramos todo. Absolutamente todo