Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
De tres países
Si, de tres países, México, Chile y España. Es poesía de exponentes, que a continuación compartimos.
Este poema del médico Fortino Rentería Meneses que fechara el 5 de junio de 1974, tuvo el propósito exacto del mensaje al profundizar en el verso:
“Hay momentos y hay anhelos/ que nos endulzan la vida/ como una virgen querida/ que nos llena de consuelo/y que nos eleva al cielo/ con su deleite de amor;/
Y nos da luz y calor/nos alienta y nos levanta/ con su clámide santa…/nos cubre y nos da valor.
¿Entonces por qué amargarnos/ y lastimar nuestro ser?/ Si en este mundo hay placer/ no hay razón para quejarnos/ debemos con fe alentarnos/ y hacer a un lado el hastío/
No pensar en lo vacío/ ni en triste desilusión/ tener fuerte el corazón/ siempre ardiente ¡nunca frio!
No hay que pensar en la pena/ sino pensar en placeres/ cumplir con nuestros deberes/ con nuestra mente serena/ que no encontremos dilema/ que resolver no podamos/ Y que el camino que andamos/ lo crucemos con firmeza/ con gusto, amor y entereza/ ¡gozando de lo que amamos!
Yo en mis noches, cuando sueño/ y sueño algún ser querido/ de los seres que se han ido/ (ya sea grande o sea pequeño)/ para mí es feliz ensueño/ sentirlos cerca de mí/ y verlos tal cual los vi/ cuando junto a mí vivieron,/ porque todos merecieron/ el amor que yo les di/
Meditemos con fervor/ con devoción y ternura/ alejando la amargura/ y lo que cause pavor/ seamos cual la blanca flor/ que aún cortada da elegancia/ nos perfuma su fragancia/ y aún cortada, luce bella / y brilla como una estrella…/ dándonos ¡fe y esperanza!”
Bella en verdad la exaltación que copiamos a su hijo Teodoro.
La escritora chilena Isabel Allende, es una de las figuras más representativas de la literatura latinoamericana.
Con 21 libros escritos, traducidos en 35 idiomas, 50 premios ganados durante su carrera y mil historias por contar, sus letras se convierten en una fuente de inspiración para aquellos días en que necesitamos una palabra de aliento para seguir adelante.
Disfrútalas también después de haberlo hecho con las del galeno y poeta mexicano don Fortino Rentería Meneses:
De Isabel queremos regalarte algunas de sus frases más célebres.
“La muerte no existe; La gente solo muere cuando la olvidan. Si puedes recordarme siempre estaré contigo”
“Pensé que poner nombre a los problemas hace que se materialicen y ya no es posible ignorarlos; Pero mantenerlos en el limbo de lo impronunciado hace que desaparezcan”
“Me gustan las personas que luchadoras salen adelante teniéndolo todo en contra. Esa es la gente que me fascina. ¡La gente fuerte!
“Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente y optimismo desafiante para afrontar el futuro”
“Todos tenemos una insospechada fuerza interior que emerge cuando la vida nos pone a prueba”
“Nadie puede jamás poseer al otro. El amor es un contrato libre que empieza con un chispazo y que puede concluir del mismo modo.
“Estamos en edad de tirar por la borda los sentimientos inservibles y quedarnos solo con los que nos ayudan a vivir”
“la verdadera amistad resiste el tiempo, la distancia y el olvido”
“El amor como la suerte llega cuando no se llama. Nos crea confusión y se esfuma como la niebla”
“Al emigrar se pierden las muletas que nos sostenían. Hay que comenzar de cero porque el pasado se borra de un plumazo y a nadie le importa de dónde uno viene ni que hizo antes”.
Y un verso del español Federico García Lorca que tituló El Camborio:
Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos
Heredias
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en
mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay Antoñito el Camborio,
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen porque te vas a morir.
¡Ay Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado como caña de maíz.
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.”