Corrupción: un país de cínicos
A los que creemos escribir
Ni hablar. De quien sabe. Y si se equivoca, pos ni modo. A los del oficio. A los que escriben sin saber, y a los que saben y no escriben. En fin. A todos, para que se entienda bien.
Por ello. Lo que nos dice uno de ellos lo repetimos intacto.
«En la medida que ya hay en los medios, menos empíricos y más egresados de la carrera de periodismo o como se llame en cada escuela o universidad, y más titulados porque estudiaron o por saberes adquiridos, lo nuestro es una profesión aunque no se note mucho en los salarios ni en el desempeño personal.
Lo que no podemos dejar de reconocer y agradecer, es que los primeros maestros de periodismo en las aulas fueron empíricos, pues como antes de los años 40 no había escuelas para aprender esta actividad, quienes impartieron en un principio sus conocimientos fueron gente hecha en la guardia, en la calle, en las redacciones.
“Yo tuve la suerte de que varios de mis maestros primero estudiaron en la misma institución o en la UNAM y luego nos compartieron sus conocimientos.
A excepción de personajes como don Alejandro Avilés, que antes de ser periodista y profesor de periodismo lo fue de escuela rural o algo así, pero ¡cómo sabía del entonces oficio!
“Y, oficio o profesión –lo que digan los correctores a quienes invocas–, para Gabriel García Márquez es «el mejor oficio del mundo» y nadie lo ha desmentido. Tal vez por ello abandonaron lo suyo tantos médicos, ingenieros, economistas y otros profesionistas, para dedicarse a lo nuestro.
Creo que eso es lo interesante. Que no te preocupe tanto la clasificación. Lo importante es saber hacerlo, aunque hay muchos con oficio o con título que no saben ni escribir. Creen, eso sí, que para eso están los correctores
Es José Antonio Aspiros, licenciado en periodismo por la SEP y egresado de la Escuela Carlos Septién García, con experiencia laboral en cuatro agencias de noticias, quien lo sostiene.
El periodista se refirió por su parte a la corrección de materiales periodísticos en las agencias de noticias, donde las mesas de redacción y edición están integradas por editores más que correctores, pues tienen la facultad de modificar los textos de los reporteros y los corresponsales de ser necesario.
Indicó que en las agencias de noticias y en algunos medios impresos, electrónicos y digitales, la corrección de textos se lleva a cabo con el apoyo de un manual de estilo.
La agencia Notimex, que fue fundada precisamente en 1968, ha tenido diversos manuales de estilo desde que publicó el primero de ellos en 1974, muy similar al que tenía entonces la estadunidense Associated Press (AP), para concordar con los sistemas establecidos por las grandes agencias internacionales.
Después tuvo Notimex otros manuales fotocopiados y engargolados, y pasó un cuarto de siglo antes de que fuera implantado el ‘Manual de operación y estilo editorial’ (1999), debidamente impreso y adecuado a ciertas reglas y formato porque ya se trabajaba entonces con computadoras.
Todos los manuales de Notimex fueron ajenos a los lineamientos políticos y sólo trataron sobre el estilo y el aspecto operativo.
Dijo que uno de los trabajos engargolados de Notimex, titulado ‘Uso del idioma’, fue entregado al Instituto Cervantes de España para un proyecto de acopio de manuales de estilo que luego presentó el filólogo, lingüista y corrector Alberto Gómez Font durante el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Zacatecas en 1997.
Y sobre si el periodismo es oficio o profesión. Nos dice:
“A reserva de lo que te comenten los correctores de estilo (¿por qué ellos?), en mi modesto parecer el periodismo es ahora menos oficio y más profesión.
La diferencia la hacen los conocimientos no sólo operativos que da la experiencia, sino los específicos de tipo intelectual y cultural que se adquieren en las aulas.
Creo que eso es lo interesante. Que no te preocupe tanto la clasificación. Lo importante es saber hacerlo, aunque hay muchos con oficio o con título que no saben ni escribir. Creen, eso sí, que para eso están los correctores.
Un abrazo desde San Juan del Frío. A”.
Y otro a ti. CRG