Abanico
Los dicharachos
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Los de arriba, los de en medio y los de abajo, los tomamos muy en serio. Y más hoy cuando los dicharachos están de moda.
No cabe duda que los que hablamos castellano, vaya español, o creemos hacerlo, utilizamos dentro de nuestro vocabulario cotidiano una enorme y variada cantidad de dichos populares.
Generalmente los empleamos para referirnos a ciertas situaciones de la vida o inclusive para dar algún consejo o advertencia sobre algún tema.
Al echar un vistazo a estos populares aseguramos que las ha utilizado alguno.
Me canso, ganso.
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Después de la tormenta viene la calma.
Más vale malo conocido que bueno por conocer.
No hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague.
Cada quien habla como le va en la feria.
Más vale pedir perdón que pedir permiso.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
El león cree que todos son de su condición.
Dios aprieta, pero no ahorca.
Mientras hay vida hay esperanza.
Primero son mis dientes y luego mis parientes.
No hay mal que por bien no venga.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
Con dinero baila el perro. A palabras necias, oídos sordos.
A quien madruga, Dios le ayuda.
A mal tiempo, buena cara.
Cría cuervos y te sacarán los ojos.
Un clavo saca a otro clavo.
Hemos dejado estos al final porque son
los consejos de mayor verdad:
Una vez al día, es osadía.
Una vez a la semana es cosa sana.
Una vez al mes es de Marques.
Una vez al año no hace daño.
Porque, claro es de ermitaño.
Nos enseñó en el Excélsior en los cuarenta del Siglo XX el maestro Víctor Velarde Goroztieta: Si es breve y bueno, dos veces bueno.
Por eso, Ahí nos vemos.
Mañana nos encontraremos.