Escenario político
¿Estás enamorado?
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Esa interrogación continuamente sale a resultado de una plática. Y atinadamente la responde Rosa María Campos. Nos pide seguir esta lectura. Y después meditarlo. Son sus puntos de vista, que respetamos. Me desmayo, atrevo, estoy furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso. Me muestro alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso. Creo que un cielo en un infierno cabe y doy la vida y el alma a un desengaño, ¿Es esto es el amor?, quien lo probó, lo sabe, decía Lope de Vega.
Otras personas, en cambio, dirán: Amor es la más plena relación humana; necesaria para todos los seres vivos, pero la palabra está tan manipulada, que se hace necesario aclarar que es el amor. San Juan certifica: Dios es Amor.
En tanto los sicólogos opinan: Hay tres clases de amor:
El erótico, que surge por el instinto entre un hombre y una mujer. Este amor es posesivo y excluyente. Se quiere poseer a la persona «amada». También resulta turbador pero placentero. Surge o desaparece sin que la persona lo decida y la conduce a cierto tipo de abusos, desilusiones, insatisfacciones.
La amistad o intercomunicación gratuita, cordial, no posesiva, mediante la cual se obtiene un interés mutuo por los problemas, éxitos o sufrimientos del amigo. Se logra constituir a través de ella un descanso psicológico.
Sin embargo, no hay que olvidar que la amistad se cultiva, no se impone.
Y el incondicional. Este amor se manifiesta como ayuda al prójimo, servicio desinteresado o entrega gratuita para el bien de todos pero conlleva al sacrificio de los propios interese.
Tengamos presente, que entre más se logra dar, más feliz es la persona que lo prodiga.
En el amor incondicional no hay manipulación, ni posesión, ni dominio, es deseo de ayuda sin condiciones a la persona amada o a la humanidad.
Es un acto de libertad, dado para ayudar, servir, comprender, respetar, dar, perdonar.
Son acciones que uno decide realizar libremente. Por eso este tipo de amor constituye la relación más profunda y fecunda que puede existir.
Tratándose de amor incondicional en una pareja, ambos toman conciencia de su persona y su dignidad. Se sienten conocedores y conocidos, respetados y respetuosos, amantes y amados.
No hay asimilación, posesión, pero sí reconocimiento.
Es una comunión, un «nosotros», sin perder singularidad. Quiero que tú seas tú y tú quieres que yo sea yo”.
Así de simple concluye doña Rosa María