Descomplicado
El poder femenino
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Claro que coincidimos con la doctora Rosa Chávez Cárdenas. Es evidente, en un mundo dirigido por hombres, en donde el ejercicio de la política ha sido coto cerrado de los hombres durante cientos de años, que las mujeres necesitan adquirir posturas masculinas para obtener poder. La naturaleza humana está compuesta por la biología y está también socialmente construida y tarda muchas generaciones en modificarse. Y ella, doña Rosa escritora, poeta y sicóloga explica que en la sociedad postmoderna el componente del condicionamiento cultura son derecho, normas. Estado de Derecho, Derechos Humanos, democracia liberal, economía de mercado, han organizado y es ritual. La clásica lucha por el poder entre los géneros, está más fuerte que nunca. A pesar de lo que se ha avanzado por la equidad, hombres y mujeres no estamos en equilibrio.
Se intercambiaron los roles, la mujer adquirió actitudes masculinas tradicionales: fortaleza, agresión, competitividad, jerarquía, dominación y la voluntad de usar la fuerza cuando sea necesario y el hombre, pasividad, sensibilidad, virtudes consideradas femeninas. Margaret Thatcher, Madeleine Albright, Hillary Clinton, Angela Merkel son representantes de esta idea y la prueba de que la biología no es destino. Son ejemplo de que las acciones de la mujer en la política internacional, algunas veces, pueden ser más decididas y determinantes que las de los hombres.
También, nos informa, que se encuentra un desempeño típicamente femenino en la política.
Por ejemplo, en Noruega, el empoderamiento de la mujer ha sido siempre una política nacional. Muchos de los puestos más importantes del Gobierno son ocupados por mujeres, ellas tienen cada vez una mayor participación política y en el campo internacional han hecho importantes contribuciones en la temática ambiental.
Existe un factor que no ha sido tomado en cuenta: las democracias desarrolladas tienden a ser más feminizadas que los Estados autoritarios. Sin embargo, para que la democracia funcione sin tanta competitividad y agresión es necesario que la sociedad adquiera ciertos valores.
Responsabilidad, honestidad, tolerancia, respeto, autonomía, la modificación histórica de la política puede conducir a un cambio en las relaciones internacionales.
No deja de sorprender. El poder se convierte en una adicción, un vacío difícil de llenar, hombres y mujeres pierden el equilibrio en el ejercicio del poder.
Señala doña Rosa que las características masculinas hacen a los hombres proactivos para formar coaliciones con otros con la finalidad de obtener poder. Entre ellos hay relaciones de rivalidad.
Las relaciones entre las mujeres son más determinadas en términos de solidaridad y cooperación. También forman coaliciones, pero a diferencia de los hombres se unen con quienes tienen lazos emocionales y empatía.
Sin embargo, cuando tienen un objetivo común, ellos y ellas hacen alianza, aun cuando las mujeres siempre necesitarán tener cierta empatía con el grupo.
La naturaleza humana es un concepto unido a la biología, pero también socialmente construido. Científicos han señalado que tanto la genética como el medio ambiente y el condicionamiento cultural son importantes y sus efectos no pueden ser separados.
A pesar del ascenso femenino, los hombres tendrán un papel principal, dominante en el gobierno de los países.
Sobre todo en los ámbitos de la guerra y de la política internacional, estarán bajo el control masculino durante más tiempo del que las feministas quisieran.
Resulta difícil que conceptos culturales e ideológicos logren cambiar aquello que está tan arraigado, si entendemos que el negocio de los países poderosos, es la venta de armas y el dominio del territorio.
Necesitamos, concluimos nosotros que, en efecto, falta el poder femenino.