Mujeres mexicanas memorables (6)
Lo más importante
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Esta noche que harán su presencia los tres reyes magos, nos hace recordar que vivir no es solo existir.
Al ver al niño, se hicieron niños. Al ver la estrella que los condujo se llenaron de luz.
Fueron humildes y lo adoraron. No venían a conquistar. Sino a dejarse conquistar.
Melchor, Gaspar y Baltazar llegaron de África, Asia y Europa. En Elefante, Camello y Caballo con regalos al recién nacido, en un humilde pesebre.
Le entregaron, pusieron a sus pies, oro, incienso y mirra. Regalos significativos.
Vieron en el niño al Rey que buscaban. Al Dios que necesitaban. Al redentor que agradecían.
Estos magos son lúcidos. Iluminados, son creyentes, pero en grado superior. Llegan a ser el ejemplo del hombre de fe.
Y todo esto a pesar de ser extranjeros, desconocedores de la historia de la salvación judeocristiana,
Con razón fueron los primeros que creyeron. Nos enseñan también a que lo importante, no es llenar la vida de años. Sino llenar los años de vida.
Y nos permite su invisible presencia afirmar que, como ellos, el que cultiva el silencio se hace más humano y pacífico.
Mas consciente y responsable.
Más auténtico y alegre.
Vaya, para entenderlo, hagamos silencio y dejemos hablar al corazón.
Primero, para agradecer.
Al repasar la historia del año, la cantidad de gracias y favores recibidos.
Después para pedir perdón.
Recordamos que no hemos dado todo el fruto esperado. Incluso producimos amargos.
No olvidamos que hicimos daño a alguien. Y lo hicimos sufrir.
Todo ello nos inclina a suplicar perdón.
Y nosotros, todos, si cumplimos, podamos repetir al final de nuestra vida, como escribió Amado Nervo:
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
Que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno! …
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Fue simplemente un consejo. Recordar, Que lo importante, ya sabemos, no es llenar la vida de años.
Sino llenar los años de vida.