Teléfono rojo/José Ureña
La mente en armonía
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Citamos un ejemplo.
En tanto en muchos estados de la república sufren, o dicen sufrir, por la violencia y feminicidios, en Yucatán –en donde no se sabe de ello—comenzó, desde el viernes 21 el carnaval. Durará hasta el martes.
Cinco días de alegría, paz y esperanza, en espera del miércoles, Día de tomar Ceniza, iniciar, con fervor, la cuaresma.
Son cuarenta días y cuarenta noches de acompañar al hombre que murió en la Cruz, para salvar a la humanidad del mal.
La fiesta incluye Mérida, Progreso, Izamal y Valladolid.
Es un ejemplo de la armonía.
Por supuesto que la paz mental, la armonía, se puede obtener.
La vida es larga y llena de desafíos, la mayoría de los cuales son internos y dependen de cómo aceptarlos e interpretarlos.
La felicidad, la satisfacción y el progreso dependen de nosotros, pero fundamentalmente requieren de un espíritu y una mente en armonía.
Recuerda que todo lo que sucede es porque el destino así lo quiso.
Debemos entender y aceptar que todos somos diferentes.
La mayoría de nosotros creamos nuestros propios problemas cuando interferimos demasiado en los asuntos de otras personas.
Esto sucede porque de alguna manera estamos convencidos de que nuestra forma es la mejor, que nuestra lógica es perfecta y que aquellos que no actúen de acuerdo con nuestra forma de pensar deben ser criticados y orientados hacia la dirección correcta, la nuestra.
No existen dos seres humanos que piensen y actúen de la misma manera, es simplemente algo imposible.
Por eso, no te preocupes por las decisiones de los demás, , ellos también tienen las suyas.
La tolerancia es un principio básico de la convivencia.
Perdonar y ¿olvidar?
Este es un factor fundamental cuando se trata de paz mental. Por lo general, cuando alguien nos ofende o nos lastima, en nuestro interior creamos un sentimiento de rencor hacia esa persona que se traslada a nuestro organismo, genera estrés, falta de sueño, úlceras estomacales y presión alta.
El amor y el perdón dos claves para alcanzar la paz mental.
Pero no olvidar para no incurrir, en lo malo.
No esperes reconocimiento
El mundo está lleno de gente egoísta que rara vez reconocen el esfuerzo o el trabajo de otras personas, a menos que sus intereses estén involucrados.
Tu satisfacción no puede depender del reconocimiento de otros. Recuerda el objetivo de tu trabajo y esfuerzo es la realización personal, si tú no estás orgulloso de tus propios logros, nadie lo estará.
Siempre la envidia
4- No caigas en la envidia y los celos
En algún momento, todos hemos experimentado la envidia y hemos sido testigos de cómo algo tan insignificante puede perturbar nuestra paz mental.
Sabes que haces un mejor trabajo que tus colegas pero, a veces, los que obtienen un ascenso son ellos y no tú.
Comenzaste con tu emprendimiento varios años atrás, pero tu vecino que tiene un negocio de tan solo un año es más exitoso.
Hay muchos ejemplos como estos en el cotidiano de la vida, y por eso… ¿Deberías sentir envidia?
Recuerda que la vida está marcada por el destino, que en el presente es nuestra realidad. La envidia no te llevarás a ningún lado, solo te alejará de la armonía y de la paz mental.
Aprende a adaptarte
Si eres el único que intenta cambiar el ambiente lo más probable es que no lo logres. Por eso, la mejor opción es aprender a adaptarte. Si lo intentas, verás que lo que te parecía un ambiente tenso y poco amigable se convertirá en algo mucho más agradable en armonía con tus objetivos.
Acepta que hay cosas que no puedes cambiar
Esta es la mejor forma de convertir las desventajas en ventajas. Día a día experimentamos inconvenientes, accidentes u otros problemas que están fuera de nuestro alcance.
Si no podemos controlarlos o cambiarlos, es mejor aprender a vivir con ellos.
Con paciencia y una actitud positiva, no hay nada que no puedas manejar.
esté llena de preocupaciones que impiden el descanso de tu mente.
Medita de forma regular
La meditación tranquiliza la mente y nos ayuda a deshacernos de los pensamientos que turban.
Además, con la meditación fortalecerás tu mente y con el tiempo ganarás más resistencia a las cosas que te alteran o te preocupan, y desempeñaras tus funciones cotidianas de una manera más eficiente.
No pierdas el tiempo preguntándote si deberías hacer o no hacer algo. Aprecia tu tiempo y haz lo que se debe hacer en el momento indicado.
Equivocarse es parte de la naturaleza humana, pero lo importante es aprender de los errores, porque lamentarse del pasado no es una opción en el presente.
Recuerda que todo lo que sucede es porque el destino así lo quiso.
NO TE ARREPIENTAS.