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Teléfono rojo
Ensoñación del pasado
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Pero antes algo sobre el celibato.
Una mujer venía en un vuelo de regreso a casa y en el asiento
junto iba sentado un sacerdote.
La mujer pregunta al sacerdote: ¿puedo pedirle un gran
favor?
“Claro que sí hija, dime ¿qué puedo hacer por ti?, le responde.
“Lo que pasa es que compré una plancha para el cabello muy
costosa, y se la llevo de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene
en una caja cerrada y el problema es que sobrepasa el valor permitido
por la aduana.
¿será posible que usted la pase por mí debajo de su sotana?;
El sacerdote le responde: “puedo hacerlo, pero debo advertirte
una cosa, yo no puedo decir mentiras y si me preguntan tendré que
decir la verdad”.
“No se preocupe, no creo que nadie se atreva a revisarlo”, le dice
ella.
Al llegar a la aduana, la chica dejó al sacerdote pasar antes.
El oficial le preguntó entonces: “padre, ¿trae algo que declarar?;
A lo que el sacerdote respondió:
“de la cintura para arriba no tengo nada que declarar”.
El oficial intrigado lo cuestionó:
Y de la cintura para abajo.
El padre explica:
De la cintura para abajo llevo un maravilloso instrumento que
suele ser usado por las mujeres, pero hasta este momento no se ha
estrenado.
El oficial intenta contener la risa: Adelante padre puede pasar.
Por eso no se casan.
Traer al presente, lo que del pasado persiste, es un desafío, pero
si alguien nos lo brinda, lo aprovechamos.
Nos habla don Jorge Herrera Valenzuela de Guadalupe
Posadas.
Nada más ni nada menos que el pintor autor de La Catrina.
Ese dibujo aparece en el mural de Rivera que se hizo famoso
porque en esa obra escribió la frase “Dios no existe”.
Posada retrató y dibujó a los personajes que intervinieron en el
movimiento armado de 1910, la Revolución Mexicana
El más renombrado grabador en madera y en metal, el
hidrocálido José Guadalupe Posada Aguilar el día 20 de este mes
cumplió 107 años de fallecido y ningún presidente ha promovido que
sus restos, o lo que de ellos quede, tengan un lugar en la Rotonda de
las Personas Ilustres.
Posada es motivo de referencias anualmente en México,
semanas antes del 1 y 2 de noviembre, los tradicionales Días de
Muertos.
En algunos lugares del extranjero se conoce a este ilustrador y
caricaturista del Siglo XIX por su creación de La Catrina, grabado y
dibujo de la muerte con un atuendo de ropaje muy especial y
sombrero.
El artista nació precisamente el Día de la Candelaria, el 2 de
febrero de 1852 y junto con su hermano José Cirilo se inscribió en la
Academia Municipal de dibujo y su siguiente eslabón fue reunirse con
su amigo y paisano Trinidad Pedroza en un taller de litografía.
En esa etapa de su vida José Guadalupe da los primeros pasos
como caricaturista satírico, crítico, en el periódico opositor al
porfirismo, El Jicote.
Comienza la brillante carrera de grabador, trasladándose a León,
Guanajuato, donde al poco tiempo decide independizarse y pone su
propio taller.
Durante varios años Posada se dedica a ilustrar las cajetillas de
cerrillos, documentos privados y sus dibujos complementan las
narraciones que aparecen en los libros.
A los 23 años contrae matrimonio con María de Jesús Vela,
cuando ya lo distinguían por su diversa obra y principalmente por los
grabados que habrán de hacerlo celebre a nivel mundial.
Sus colaboraciones aparecen en diversas publicaciones en
León y contará con el apoyo de otro gran artista, el guanajuatense
Diego Rivera.
Precisamente cuando el muralista retoma a La Catrina, se sabe
que también fue llamada por su autor La Calavera Garbancera que
constituye una crítica, una burla y una sátira a los indígenas que se
enriquecieron y olvidaron su origen y costumbres.
Ese dibujo aparece en el mural de Rivera que se hizo famoso
porque en esa obra escribió la frase “Dios no existe”. Posada retrató y
dibujó a los personajes que intervinieron en el movimiento armado de
1910, la Revolución Mexicana.
Fue duro crítico de Madero y de Zapata.
Nos heredó múltiples litografías que lo clasifican como un
costumbrista, sus escenas reflejan el folclorismo de los pueblos, así
como su rechazo al porfirismo.