Teléfono rojo/José Ureña
De un diplomático que sabe
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Por supuesto de un diplomático que ha vivido los carnavales y nos invita a describir lo publicado en uno de sus libros.
Don Antonio Pérez Manzano, embajador en retiro comparte una narración contenida en su novela titulada “Pepe, El Canciller” acerca de las fiestas de carnaval.
Y empieza así:
“Pasadas las fiestas de fin de año y las que marcan el principio de uno nuevo, nuestro amigo Pepe (El Canciller), se reincorpora a sus actividades diarias.
De sus compañeros de trabajo, Mireya es la primera en platicar con él, sobre sus impresiones de las celebraciones decembrinas en la isla. Asimismo, nuestro personaje narra con amplitud de detalles, la manera en que se desarrollan las populares “posadas” en México, causando cierto asombro en su interlocutora.
Y ante una inevitable orden de traslado a tierras peruanas que recibió Pepe, su amiga y compañera de trabajo lo invitar a pasar más tiempo en Isla Hermosa.
-Oye Pepe ¿No te podrías quedar a pasar las fiestas de carnaval entre nosotros?
-Ay Mireyita, yo que más quisiera, pero ¿Acaso no viste el telegrama que me envió la “madre superiora”? No me dan tiempo ni de pasar a mi casa en México, mucho menos podría autorizarme a permanecer aquí tantos días.
-Ni que fuera tanto tiempo. En aproximadamente ocho semanas, ya estaremos empezando con los festejos, la pachanga, el mero “bacanal”. Con suerte las órdenes cambian y aquí te tendremos muchos meses más y tal vez años.
-¡Brincos diera! Yo no soy tan optimista. Si hubieras escuchado las historias de traslados que me contó el Consejero Del Toro y Chicuelinas, estarías esperando lo peor. De todas formas, con saber que ustedes disfrutarán del famoso carnaval, yo estaré contento y luego tú me contarás todo. ¿Verdad Mireya?
-No. Bueno, quiero decir que sí. Inclusive, si te parece ahora que tengas un tiempecito te cuento mis experiencias pasadas. En eso quedamos ¿O Ka?
-O Kei Mireyita, en eso quedamos. Hasta pronto.
Habían transcurrido algunos días, cuando Pepe se encontraba inmerso en sus propios pensamientos y de pronto surge una voz femenina que lo regresa a la realidad. Se trata de Mireya, quien denota el deseo de estar el mayor tiempo posible junto al joven Canciller.
-¡Haló Pepe!, ¿Cómo siguen esos arreglos para el viaje?
-Pues bien, Mireya solo tengo algunos problemas con la ruta para viajar desde aquí a Lima. Imagínate que el boleto que me expiden dice Isla Hermosa-Moscú-Lima, pero bueno de eso ya platicaremos. ¿Qué otras cosas puedo comentarte? Ya sabes que mi vida es un libro abierto, como la libreta de doña Ruperta (la secretaria tuerta);
-Ni tanto, ni tanto –contesta la aludida-, pues yo he tratado de escribir en ese libro y no ha quedado ninguna letra;
-Mireyita, ya sé por donde viene la indirecta. Pero ¿no ves que yo soy ave de paso? La muestra es que como estoy apenas en mis inicios, en ningún lugar voy a echar raíces; pues hoy estoy aquí y mañana ¿quién sabe?
-Está bien chico, yo conozco a otros miembros del servicio exterior y por más que se sabe que vienen por un tiempo, pues uno llega a encariñarse y también llega a desear que aquí fuera su último destino. No me vayas a mal interpretar, no es que quisiera que aquí terminara tu existencia, sino por el contrario, que aquí empezaras una nueva vida, al lado de alguien que te quiera y que estuviera dispuesta a compartir todo. Bueno discúlpame por favor, ya hasta parece que “me estoy lanzando”, que me estoy declarando, o que te quiero comprometer.
-Comprendo lo que dices. Creo que mejor cambiamos de canal. ¿Por qué no me sigues contando sobre el carnaval que está cerca de empezar y que sabemos que yo no podré disfrutar?
-Está bien Pepe, si eso es lo que quieres, te seguiré platicando sobre el carnaval. Se trata de una fiesta o jolgorio que se celebra entre la “Navidad” y el “Miércoles de Ceniza”. Es algo así como el permiso para “destramparse”, o dicho en otras palabras, para “darle gusto al cuerpo”, antes de las celebraciones religiosas. Tú te habrás dado cuenta que aquí la gente habla mucho del carnaval. Hay familias que todo el año se la pasan ahorrando y pensando en los trajes o disfraces que van a llevar en la próxima parada o desfile. Para muchos el calendario va de la terminación de un carnaval, al principio de otro carnaval; sin contar que también en ese período, pero nueve meses después de las fiestas, los nacimientos de nuevos seres se incrementan. Tú sabes chico, el calor, las bebidas espirituosas, el “lime” que significa fiesta, pachanga, relajo, acaban por convencerte de que aquello es: ¡Pura vida!
-Perdón Mireya. ¿Me podrías explicar qué quieres decir con eso de lime? ¿Acaso tiene algo que ver con limar asperezas, u otra cosa?
-Mira Pepe, como ya antes dije, creo que es una expresión del inglés que significa algo así como fiesta informal, convivencia, o como decimos vulgarmente, pachanga. Para otros como tú, desearían que fuera algo así como “limar”, ¡Cadera con cadera! Pero eso, ya es otra cosa y se dice con otras palabras. Pero si quieres, mejor le preguntamos al “culturoso”, al Lic. De Vrie, quien ahora se está acercando.
-¿Cómo están, estimados jóvenes? –saluda con una amplia sonrisa el afrancesado agregado cultural-.
-¡Muy bien licenciado! –contestan al unísono los dos personajes del diálogo anterior-. Mireya toma la palabra para hacer partícipe al Lic. De Vrie, del tema abordado entre ella y Pepe.
-Señor Victorugo, nosotros estábamos platicando sobre las fiestas del carnaval, pero hay cosas que yo no puedo explicar como quisiera. ¿Usted sería tan amable en iluminarnos con las luces del saber?
-Mireyita, ¿Qué refinado lenguaje está usted empleando ahora? Con razón veo que Pepe no se retira mucho de esta oficina, pues aquí bebe del elixir sublime que le proporcionan las dulces palabras de una de las isleñas más bonitas y agraciadas. Pero, además, disfruta de su hermosa sonrisa.
-¡Por favor licenciado, me abruma! –contesta Mireya al tiempo que trata de disimular el sonrojo de sus mejillas-.
-¡Qué más quisiera yo…! Perdón, pero ¿Ustedes querían preguntar algo sobre las fiestas del carnaval?
-No, pues sí -mostrándose un poco incómodo Pepe interviene en la conversación-. Yo hasta creí que ya había quedado fuera del juego. Quiero decir del duelo de florilegios que usted y Mireyita se lanzaron. Por ahora las musas no me acompañan, como para entrarle al tercio, pues ando preocupado con las cosas del traslado. Pero lo que me interesa es saber un poco más acerca del carnaval, pues es algo que no ocurre en todos los países. ¿Usted qué cree, licenciado?
-Bueno jóvenes, permítanme comentarles algunas cosas sobre este asunto que tanto les interesa. Se podría hablar por largo rato del tema del carnaval, tanto en sus aspectos festivos, ya sea paganos o bien, ligados con conceptos religiosos. Inclusive, no están muy distantes los asuntos culturales, como las tradiciones, usos y costumbres de cada país y dentro del mismo, el sello que le imprimen las distintas provincias y regiones. Finalmente, no podemos olvidar los aspectos económicos y comerciales, pues representan una gran movilización de personas que viajan de un lugar a otro, para presenciar dichas manifestaciones; o bien, para participar en las mismas; lo que se considera como turismo. Después, hay que considerar todo lo que se comercializa alrededor de los festejos, empezando por los trajes, los disfraces, los arreglos de los transportes o carros alegóricos y las bandas de música. Para terminar con todo lo necesario para alimentar a esas almas bullangueras, que después de unas horas de “bailongo”, se muestran sedientas y hambrientas…”
Su autor Antonio Pérez Manzano nos explica.
Los hechos (ficticios) transcurren en una isla caribeña llamada Isla Hermosa. En este capítulo, los personajes principales son el licenciado Victorugo de Vrie, Agregado Cultural de la Embajada de México; José Xicoténcatl, mejor conocido como Pepe, es Canciller (escribiente de oficina) de la misma Embajada y, Mireya empleada local que trabaja como secretaria en la representación mexicana.