Teléfono rojo/José Ureña
Hay que vivir con rectitud
Carlos Ravelo Galindo, afirma.
Bien dice la arquitecta y escritora, hoy filosofa, Yolanda Gómez Béjar al responder a un comentario nuestro.
Sostiene que la situación internacional hoy se presenta muy poco risueña ante los ojos del hombre amante de la libertad.
Las naciones afirman estar dispuestas a mantener la paz y la salud.
Pero mientras hacen estas afirmaciones, se preparan para la guerra y el pensamiento humano se orienta más hacia la lucha, que hacia la comprensión de los problemas humanos.
Ninguno de los problemas que se han querido aplicar hasta la actualidad, han dado ningún resultado y el hombre más que nunca, se encuentra desorientado. Como también la mujer, agregamos.
Qué vamos a hacer. Qué haremos.
Porque el hombre de la actualidad más que nunca necesita ser orientado, pero verdaderamente orientado para la resolución, no solamente del problema mundial, sino de su problema personal.
Tenemos que saber vivir con rectitud, afirma. Y añade detener la tormenta de la guerra.
Resolver nuestros problemas y entender que lo que nosotros necesitamos para resolver claramente que es el Recto Vivir.
Y lo pone en mayúsculas, acaso para que no se nos olvide:
EL RECTO VIVIR ES, VIVIR EN EL ORDEN, VIVIR EN LA LEY, VIVIR DE ACUERDO CON LA LEY Y DIFUNDIR LA LEY.
Mientras los hombres no sean capaces de comprender que La Ley es el Principio Fundamental del Orden, tratamos de resolver sus problemas sin penetrar en el fondo de ellos.
La verdad estriba en que no queremos vivir de acuerdo con la Ley, no queremos entrar en el orden maravilloso de la vida sino que, por error, lo que hacemos todos los días es ir en contra de ella y nos colocamos en el sitio que nos corresponde, nos aplica el castigo que merecemos.
Existe una Ley Divina, una ley Cósmica, la cual representa al mismo Dios.
Cuando nosotros como individuos violamos la Ley Cósmica, inmediatamente la Ley se convierte en Juez y nos castiga.
No es Dios el que castiga al hombre, es la Ley la que castiga al individuo por violar las normas que rigen el Universo.
Debemos aceptar este principio como fundamento.
Todo lo que vemos en el Universo es orden y el modelo lo encuentra el hombre en todo lo que le rodea.
Todo es orden, todo es perfección, todo está cargado de Belleza.
El Orden es matemático. El Orden es exacto. El orden es justo.
Entonces nuestra vida desordenada, nuestro falso modo de vivir, tendrá que ir, naturalmente, en contra del Orden.
Así no podríamos aceptar que verdaderamente hay armonía y felicidad sobre la tierra.
La Tierra está muy lejos de ser un paraíso.
Sin duda puede serlo, pero estaría dispuesto el hombre vivir dentro del Orden. Esto es una cosa importantísima.
Estaría dispuesto realmente a cumplir con el Principio del Cosmos
Hasta el presente parece que no.
Toda su lucha ha sido exactamente ir contra y por tanto la Ley castiga al individuo cada vez más y más cruelmente, duramente, rígidamente! Una vez por todas tenemos que aceptar que el hombre no puede vivir fuera del Orden Cósmico. Que el hombre tiene que entrar en el Concurso Universal. Que el hombre tiene que poner toda su voluntad, toda su energía, capacidad e inteligencia en el Orden y el cumplimiento de la Ley.
No solamente para él o ella como individuos, sino para sus hijos y para todos los seres que posteriormente vengan.